Este director clave de la Nueva Ola Australiana de los 70, firmante de éxitos como 'Único testigo', 'El club de los poetas muertos' y 'El show de Truman', ha visitado Sitges para recoger un merecidísimo Gran Premio Honorífico.

Han pasado ocho años desde su última película, 'Camino a la libertad'. ¿Qué ha estado haciendo este tiempo?

Tenía un guion al que no conseguí dar vida. Trabajé en él durante tres o cuatro años. En mi mente, el guion era como un coche, y me veía a mí mismo en un garaje tratando de ensamblar, sin éxito, todas sus piezas. Tuve que dejarlo y pensar en otra cosa, esencialmente.

Varios de sus filmes tratan sobre comunidades cerradas a las que llega alguien que rompe las normas; el ejemplo más famoso sería 'El club de los poetas muertos'. ¿Por qué le interesan esas historias?

No sabría decirlo. Igual usted lo sabe mejor. Siempre que abordo una historia trato de hacerlo con la mente fresca. Pero, claro, la huella de uno siempre está ahí. Puedo decir que no fui un chico aplicado en el colegio. Nunca me sentí cómodo con la autoridad. Soy hijo de los 60, los días de la contracultura, los 'hippies' y el movimiento contra la guerra de Vietnam. Quizá siempre he llevado todo eso muy dentro de mí.

En su momento, 'El show de Truman' parecía una fantasía oscura, pero hoy en día todo el mundo crea sus propios shows con el móvil. Ha resultado una profecía.

El profeta sería el guionista Andrew Niccol. Yo participé mucho en el guion, pero la idea fue suya. Era su concepto. En un principio, iba a desarrollarse en Nueva York e iba a ser mucho más depresiva. Nunca pensé que los 'reality shows' fueran a expandirse de esa manera. En su día, cuando hablaba de este proyecto, algunos de mis amigos ponían cara de extrañeza. Me decían: "¿Qué? ¿Un hombre en televisión 24 horas al día? ¿Quién vería un canal así?".

En un mundo perfecto, una modélica película de aventuras como 'Master and Commander: Al otro lado del mundo' se habría convertido en larga franquicia. ¿Estaría usted dispuesto, todavía, a darle una secuela?

No, no realmente, porque tengo un miedo terrible a repetirme a mí mismo.

¿Por qué cree que Hollywood ha dejado de hacer cine de aventuras?

La fantasía acabó con las aventuras. Recuerdo cuando Peter Jackson recogió el Oscar por 'El Señor de los Anillos: El retorno del rey', el mismo año que estaba nominada 'Master and Commander'. Dijo algo así como: "Ahora se puede decir sin miedo la palabra fantasía". Ahí vino el cambio.

Solo por curiosidad, ¿ha visto la adaptación televisiva de 'Picnic en Hanging Rock'?

No, no la he visto. Les deseo buena suerte, porque esa historia funciona mejor como algo más breve. La novela era muy corta. ¿Usted la ha visto?

Es bastante mala. El mejor remake de 'Picnic en Hanging Rock' sigue siendo 'Las vírgenes suicidas'.

¡Oh, sí! La propia Sofia Coppola reconoce el influjo más o menos abiertamente. Me gusta esa película.