El retablo del altar mayor de la concatedral de Santa María de Castellón ya tiene sus dos nuevos cuadros, con lo que a partir de ahora solo restan otras dos piezas para completarlo. Ayer, el propio artista, Vicente Traver Calzada, estuvo en el edificio supervisando la colocación de sus dos obras junto al presidente de la Diputación, Javier Moliner. La institución provincial financia las distintas fases del proyecto.

Los dos lienzos colgados se ubicaron en los laterales del altar y representan escenas en las que la virgen tiene un papel central. En una de ellas se puede ver a Jesús predicando en una casa, momento en el cual llegan su madre y sus hermanos y él, advertido de su presencia, responde que su madre y sus hermanos son cualquiera que haga la voluntad de Dios. En el segundo se ve al propio Jesús ya en la cruz y a su madre junto a este.

Traver explicó que la técnica utilizada es muy antigua, y que para hacer la mezcla de pintura utiliza aceite y yema de huevo. El resultado, aseguró a este diario, es un lienzo sin brillos, muy colorista y, por encima de todo, duradero. «Si no ocurre nada extraño, estos cuadros pueden estar en la concatedral varios cientos de años», añadió el artista.

Moliner reivindicó la figura del castellonense y destacó la importancia de que la adquisición de obras con fondos provinciales se haga en base al trabajo del mismo, afincado en Burriana. «Podremos tener recursos en otros momentos, pero será difícil que encontremos otra mano genial como la del maestro», sentenció.

En sus declaraciones, el dirigente de la Diputación confirmó que el gobierno que preside seguirá realizando aportaciones para acabar el retablo hasta el 2019. En total, serán seis piezas, que se podrán completar con otras dos accesorias en un futuro.

«Ha sido una colaboración anual, de en torno a 30.000 euros, que era lo que la institución se gastaba anteriormente en la adquisición de obra pictórica», explicó Moliner, para añadir que «el mejor legado» que podían dejar a la provincia era que «la obra de un pintor excepcional como Traver se pudiera contemplar en un lugar de tanta exposición».

GRANDES DIMENSIONES

El peso y las dimensiones de las dos piezas, que miden tres metros de ancho por 3,75 metros de alto y pesan 500 kilos entre ambos, hicieron necesaria la presencia de una grúa que los ubicó en su lugar, y de un transporte especial que los llevó desde el taller del artista.

Los trabajos de colocación de las piezas Traver fueron la comidilla de las decenas de fieles que pasaron ayer por el edificio castellonense. Asimismo, también un grupo de turistas visitó la concatedral y se mostraron sorprendidos al encontrar una grúa de grandes dimensiones.