Ripollés reina en China. El artista castellonense viaja al gigante asiático y a Taiwán, donde en los próximos dos meses trabajará en nuevas pinturas, esculturas y porcelana, y donde sus piezas se cotizan al alza, con precios estratosféricos. “China es actualmente uno de los principales epicentros de la creación y del mercado del arte, pero a mí lo que me interesa es su riqueza cultural y social, sus matices, sus referencias. Siempre digo que Ripollés es el peor enemigo de Ripollés, porque no valoro el dinero, sino el arte y la vida”, señala el creador.

Ripo viajará a varias ciudades chinas, desde Pekín a Shanghái, Wanshu o a la puerta de la seda de Gobi, y después saltará a Taiwán. Le esperan no solo sus talleres, sino ocho museos donde expondrá sus piezas coloristas, naif y llenas de significados primigenios. “China, y Asia en general, es otro mundo y se trabaja a un ritmo trepidante --dice--. Yo me encierro en mi taller, bien en Pekín o en alguna pequeña ciudad, y trabajo y trabajo”. “No me quejo porque me llevan en bandeja y por la calle me paran para hacerse selfies... Yo voy con mi traductora, Lang Xi, a todas partes y bebo de su día a día lo que puedo”.

En esta ocasión, la segunda a Taiwán y la “enésima” a China, Ripollés tiene claro que “la prioridad es crear. Crear pinturas sobre óleos, sobre telas, sobre otros materiales, además de trabajar la porcelana, que me apasiona; y la escultura, que en este viaje será la hermana pobre”, explicó, tras dejar en el Mas de Flors a una de las decenas de delegaciones de clientes chinos que le han visitado este verano. “Me siento muy querido y apreciado en China”, apostilló el artista de Castellón. H