En los últimos meses un joven ingeniero químico se ha convertido inesperadamente en uno de los más ácidos cronistas de la actualidad. Lo ha hecho desde muros escondidos en callejones de Valencia, con una mochila cargada de sprays y un punto socarrón. Los murales del grafitero J. Warx vuelan en las redes sociales y llegan a los medios de comunicación y, aunque reconoce que le gusta, también insiste en que lo primero es "echarse unas risas".

"Sin humor no pinto nada. En la sátira es donde mejor me lo paso", explica a EL PERIÓDICO.

Pero este veinteañero no oculta que vicia estar en los móviles de todo el mundo. "Se hicieron virales algunos y he descubierto cómo se juega en la redes. Me ha hecho gracia y me he vuelto adicto a ese feedback y cuando no se hace viral una cosa me pica. Quieres tener repercusión. Me vicia y me he enganchado a una cosa que siempre he criticado", admite entre enfadado, sorprendido y resignado.

No son sólo las redes sociales, su obra está trascendiendo por ser transversal. Tiene su propia entrada en la Wikipedia y llega también incluso al papel.

DE SIMÓN AL REY...

El mural de Fernando Simón atragantándose con una almendra en plena rueda de prensa, además de portada de este periódico, se coló en casi todas las cabeceras nacionales. El del Rey Emérito se vio en los grandes periódicos europeos, primero en su versión de 'Corina Real' y luego ya desde Abu Dhabi prometiendo 'un bizum' para devolver la pasta.

"Me apetece mantener las risas y las críticas mientras hago calle. Me gusta que la peña se raye con lo que estoy pintando. Busco interactuar porque si no haría letras", reflexiona. En el caso del mural de Juan Carlos I, el debate generado acabó con un miembro de la ultraderechista España 2000 destrozando a brochazos el mural.

"Cuando me lo dijeron me picó un poco porque me molaba como había quedado pero así es la calle y es normal y luego pensé en el marketing. Me pareció una publicidad de la hostia", explica divertido. Otra vez risas.

"Me hace gracia que a mí, que voy a risas a pintar, la gente me critique por lo que hago como si tuviera un gran poder detrás. No tengo una carga política detrás puedo satirizar cualquier cosa. Era todo gracioso pintar al Rey, a Pablo Iglesias o a Miguel Bosé. No puedo no pintarlo", explica como si fuera obvio.

PASANDO POR IGLESIAS Y BOSÉ

Su última obra es ese Pablo Iglesias ajustándose su nuevo moño y pidiéndole "un minuto" a Pedro Sánchez. Entre el Emérito y el vicepresidente, una mofa de Bosé, caricaturizado como el Dr. Nick, el matasanos de los Simpsons por sus estrambóticas posturas respecto al COVID 19. Cada uno en su momento justo. "El 'timing' es lo que te diferencia, no lo puedes hacer cuando no toca", explica.

El proceso creativo tiene un punto colectivo. Esta vez las carcajadas son en grupo. "Hablo con colegas de ideas, de risas, lo filtramos y sacamos las frases. La de Simón es mía pero la de Dame 1 minuto Pedro no", explica.

Estar pegado a la actualidad no le cuesta y estos murales le han abierto una nueva ventana. "Me gusta enterarme de lo que pasa y encontrar cosas de risas. Es mi día a día, me lo paso bien y me descojono. Es un reto porque también aprendo porque no había hecho caras en mi vida", reconoce.

GRAFITERO DE CALLE

Porque J. Warx viene de la calle, del graffiti más 'duro'. "Empecé en 2008 y estuve muy en serio hasta 2012. Mucha calle, mucho ilegal y ahí paro y decido ir poco a poco, explica. Hasta ahora siempre fueron "letras, dibujetes y caracteres de series" y eso no lo ha abandonado. De ahí que prefiera que no se le vea la cara.

"Salgo a pintar cada dos días porque hago calle. Mil letras, mil nombres... Murales los hago cada dos semanas", señala. Y aunque esta nueva ventana le abre un nuevo camino, tiene claro de dónde viene. No sólo las paredes de Valencia, también las de Madrid, Barcelona, Amsterdam o Berlín pueden corroborarlo.

"Vengo con la corriente del grafiti y me muevo con esa idea. El grafiti es más revolución, más destrozo. Esa adrenalina no te la da el stret art. Ahora estoy entre ambos pero no puedo dejar de hacer ilegal. Yo no quiero plantilla, grafiti es spray a mano alzada. Con eso haz lo que quieras, concede.

Él ha tomado un año sabático del trabajo para explorar al máximo sus opciones artísticas y hacer un master. Tira de ahorros, de algunos encargos en persianas y de la venta de camisetas y similares para costearse sus próximos proyectos. Y ya tiene claro quiénes serán sus próximos protagonistas y dónde aparecerán. Primero en Madrid y luego en Barcelona.