El autor castellonense Pablo Sebastiá abraza la profundidad en su nueva novela La Tetera de Russell, la tercera editada por parte de Reino de Cordelia y que llega tras su exitoso thriller Reikiavik.

La sala la Bohemia acogió ayer una presentación atípica por todas las medidas de prevención y será la primera de hasta ocho que se sucederán durante los próximos días para poder encontrarse con al menos una parte de sus fieles lectores y seguidores.

La obra centra su escenario en la España del 2072, líder en ese momento en la ciencia y la tecnología, convirtiéndose incluso en refugio de las personas que huyen de centroeuropa al estar dominada por el calvinismo, con la autoridad de Dios por encima de todo. Sin embargo, el futuro se da la mano con el entonces presente y también el pasado, al considerar una época predecesora traumática por una guerra civil que condiciona todavía a la población.

Desde este prisma, una joven científica, Hipatia, desarrolla un proyecto de investigación que pretende comunicar un mensaje en tiempo cero con cualquier parte del universo. Ahora bien, los resultados de sus averiguaciones apuntan hacia la incertidumbre, algo incapaz de concebir por su parte y que se ve agravado por encontrarse inmersa en una relación sentimental. Así, la reflexión del lector resulta clave para obtener las respuestas que plantea la novela, que cuestiona de forma notable «quiénes somos y cómo queremos ser».

«Es muy diferente a los thrillers anteriores, pero sigue estando cargada de ironía como habitualmente», explica Sebastiá, a la vez que pone de manifiesto la estrecha conexión que existe entre su creación y la teoría homónima del profesor Bertrand Russell, que plantea que la prueba sobre la existencia de Dios debe recaer en los creyentes y no los agnósticos.

Con ecos de Arthur C. Clarke o Philip K. Dick, La Tetera de Russell repara en que la ciencia y la metafísica parecen tener más en común de lo que podríamos creer.

Expectativas de acogida

La obra llega con «muy buenas expectativas» para el autor, que pese a ser consciente del apoyo de sus lectores habituales, confiesa que «cuando uno saca un libro nuevo siempre tiene miedo».

«Reikiavik recibió muy buenas críticas, lo que deja el listón muy alto, y uno siempre trata de mejorar», añade Sebastiá, confiando en que se repita la gran acogida que tuvo su anterior novela que trasladaba a quien la leía a los bajos fondos de Barcelona y la frialdad del paisaje de Islandia.

Aprovechando la ocasión, preguntado al respecto, el castellonense comenta que «la situación del libro es mala en España desde hace años y el covid lo ha empeorado todo».

En este sentido, hace referencia a la falta de apoyo desde las administraciones: «Cuando se habla de ayudas a la cultura, el gran olvidado es el libro», mientras compara la situación de este país con su entorno.