Sol Picó cautivó con su nuevo proyecto coreográfico, Animal de séquia. Poesía y danza y viceversa. Fue ayer en el Teatre Principal de Castelló en una función en la que se «reinventaron antiguas tradiciones» y se conjugaron la belleza de movimientos con el ritmo y con la cadencia.

La bailarina evocó, con su propuesta de arte, los olores a marjal, a arrozal y a campo de huerta regado, a los caminos de tierra y algas acuáticas de los fondos de las acequias transparentes. Sol Picó, durante su actuación, hace ante el público un viaje de ida y vuelta, un retorno a lo sumo primario y terrenal. A sus raíces.

Con ocho bailarines en escena y música en directo, el espectador es testigo del complejo ritmo vital actual, cargado de estímulos vibrantes y acelerados a algo más orgánico, más natural y auténtico. En definitiva, a la esencia mística del pueblo valenciano.

Animal de séquia, producción del Instituto Valenciano de Cultura (IVC), tiene la asistencia coreográfica de Carlos Fernández, la música de Jesús Salvador Chapi y el diseño y la iluminación de Ximo Roig, mientras que Joan Miquel Reig coordina el vestuario y Assad Kasab, la imagen.

DESDE LA HETERODOXIA // Picó es una de las coreógrafas y bailarinas más heterodoxas de la escena contemporánea española. En sus producciones combina diferentes técnicas y lenguajes de manera rompedora, como lo hace también en Animal de sèquia. Ha sido galardonada con numerosos premios, con los que se reconoce su magisterio coreográfico.

En su palmarés tiene un total de 10 premios Max de artes escénicas, el premio Nacional de Danza de Cataluña, el premio Ciudad de Barcelona de Danza y el premio Nacional de Danza 2016.