Espadas en alto. En el horizonte, un duelo taurino de alto voltaje. Un aliciente para los que demandan competencia y rivalidad. Los protagonistas, Vicente Soler y Varea, los dos toreros de la tierra que acaban de doctorarse. En juego está ser esa gran figura que Castellón espera. La cita, en Vinaròs, plaza que vive un momento de esplendor con una regeneración evidente y un público ávido de toros y diversión. Todos los alicientes están en marcha para que el domingo día 7 de agosto ambos se vean las caras por primera vez en una plaza como matadores de toros.

Será en la corrida que el empresario Jesús Domínguez ha programado para darle continuidad a ese momento de esplendor que vive el coso marinero y aprovechar la expectación de los toreros de la tierra, que harán el paseíllo junto a una gran figura, Finito de Córdoba, y la rejoneadora Lea Vicens, que va camino de serlo en lo suyo.

La rivalidad está servida. Cada uno luchará con sus armas por ganarse el cariño de la afición. Soler, con el cargador repleto de ambición, raza, amor propio y mucho corazón; Varea, con el dedo en el gatillo de un arma cargada de pasión, belleza, improvisación y sentimiento. Toda una explosión de toreo y variedad de conceptos. Esta vez, la apuesta de Vinaròs no va por la senda del populismo, sino por la del optimismo e ilusión que despiertan quienes están dispuestos a entregar sus vidas sin reservas por querer llegar a lo más alto. El cartel tiene un atractivo grande. Los dos van a enseñarse los dientes, que es lo que el aficionado espera en pro del espectáculo.

“Claro que habrá rivalidad y competencia. Estoy seguro que será una tarde de mucha intensidad porque aunque personalmente tenemos una relación buena, en la plaza no hay amigos y cada uno quiere ser mejor que el otro”, se adelanta a afirmar Vicente Soler, que irá por delante en el cartel al haber tomado la alternativa antes que Varea.

Será la segunda corrida de toros para el de Burriana. “La tarde de la alternativa salí satisfecho a medias, ahora espero volver a triunfar y hacerlo mucho más reposado. Mi ilusión es abrir otra puerta grande y que ese triunfo se traduzca después en contratos. Hay que dar el cien por cien cada día”, explica Vicente. Admite que Vinaròs es una plaza especial para él: “Guardo buenos recuerdos de cuando mi padre fue empresario de aquel coso. Y como novillero sin picadores he toreado tres veces y siempre he triunfado con rotundidad. Espero hacerlo ahora también como matador”.

Varea vuelve al coso en el que triunfó en la pasada corrida de San Juan. “Es la mejor recompensa para un torero”, detalla. “Su afición es cariñosa, pero sientes la responsabilidad de saber que estás en tu tierra y que también te exigen. Volver una vez más a ese ruedo, es algo que ilusiona”.

En cuanto a la rivalidad con quien fue su compañero en la Escuela Taurina de Castellón no hace tanto tiempo, afirma: “Ojalá Castellón pueda tenernos como pareja, como en su momento lo fueron Manzanares y Esplá en Alicante, o El Soro y Ponce en Valencia. Sería algo bonito para nosotros y para nuestra tierra. Tenemos dos conceptos distintos del toreo, por eso creo que nos podemos complementar bien. En la plaza, cada uno saldrá con sus armas. Yo siempre he sido fiel a mi concepto y no voy a salirme de ahí solo por triunfar. No sé hacer otra cosa que no sea el toreo clásico y puro”.

El de Almassora siente una motivación especial por este cartel: “Además de Soler, me encanta que toreé con nosotros Finito, que es una gran figura, un referente. Creo que el cartel merece la pena y espero que la afición de Castellón responda para ver a sus dos toreros”, concluye.

Almassora frente a Burriana. Sentimiento y corazón. Dos conceptos y un sueño: ser figuras. H