Los ‘sounders’ reponen fuerzas para la recta final

Platos sencillos y baratos son las estrellas del Arenal Sound y suponen la comida diaria de aquellos que descansan en los cámpings. A falta de cocinas, el fuet, la tortilla de patatas y las latas de conservas son la mejor solución para reponer fuerzas tras casi una semana de conciertos. Hay otro plato estrella: la ensalada. Y es que hay que reponer vitaminas y sales minerales cara a la recta final del festival.

«Hemos comprado ensaladas y embutido. Todo barato y, sobre todo, fácil de preparar», explica el madrileño Alejandro Palomares, quien sale del supermercado cargado de bolsas. Estos establecimientos cautivan a los sounders por sus precios asequibles y su cercanía al festival. Sin embargo, algunos echan de menos la comida casera, como el aragonés Luis Reula, quien comenta: «Se agradece llegar a casa y encontrarse con un buen plato de lentejas».

También existe la posibilidad de adquirir todo lo necesario para reponer fuerzas dentro del recinto, pues «la comida de los supermercados se estropea con el calor si se queda mucho tiempo en la tienda». Así lo reflejan un grupo de alicantinos, que optan por la pasta, la pizza y las patatas fritas.

El agua es la más solicitada entre las bebidas, especialmente en las horas de mayor calor, pues las temperaturas han llegado hasta los 35 grados en los últimos días. «No hay donde meterse ahí fuera. La caseta se recalienta enseguida» se queja, como muchos, el canario Carlos Betancor, vestido con bañador, gafas de sol y sombrero. Otro componente esencial, dentro del kit sounder, es el café.

Y la fiesta y los conciertos van acompañados de alcohol. En este caso, la cerveza, la sangría y el vino son los productos por excelencia de los carros de la compra... y también en el recinto, especialmente con el 2x1 para los litros en las zonas de acampada.

Cara a la noche, algunos sounders apuestan por consumiciones más fuertes, como el licor de hierbas y la ginebra, cuyas ofertas han buscado en los súpers por la mañana. Y es que la imagen se repite a diario: interminables colas y jóvenes congregados a sus puertas, guarecidos a la sombra.