En el año de la controversia por la discriminación racial, un tema que ha salpicado toda la gala de la 88 edición de los Oscar, la Academia de Hollywood se ha puesto salomónica a la hora de dar premios. Este domingo, en el Dolby Theatre de Los Ángeles, han coronado como mejor película Spotlight, la historia de la investigación periodística en el Boston Globe de los abusos sexuales cometidos en el seno de la Iglesia católica, que también se ha llevado la estatuilla al mejor guión original. A la hora de elegir al mejor director, no obstante, los académicos se han inclinado por segundo año consecutivo por el mexicano Alejandro González Iñárritu, esta vez por El renacido, la película que también ha llevado hasta su primer Oscar a un aclamado Leonardo DiCaprio y a Emmanuel Lubezki al tercero (también consecutivo) como director de fotografía.

Numéricamente la triunfadora de los Oscar ha sido, con seis estatuillas en categorías técnicas, Mad Max, furia en la carretera, un triunfo que ha hecho marcharse de vacío a otra de las máximas nominadas, Marte. Y ha habido espacio para los premios cantados, para sorpresas y para emociones. Entre los primeros, el de Brie Larson como actriz protagonista por su trabajo en La habitación, el de Alicia Vikander como actriz de reparto por La chica danesa, el de Del revés como película de animación, el de Amy como documental o el de la húngara El hijo de Saúl en categoría de lengua no inglesa. También se han cumplido los pronósticos del Oscar para mejor guión adaptado cuando lo ha recibido La gran apuesta, basada en el libro de Michael Lewis.

No ha habido probablemente un premio más inesperado (aunque no cuestionable) que el de actor de reparto para Mark Rylance, que interpreta a un agente ruso en El puente de los espías de Steven Spielberg y ha dejado a Sylvester Stallone sin el Oscar que se daba por seguro por su regreso al personaje de Rocky Balboa en Creed. Y entre los galardones más emocionantes se cuenta el primero que ha recibido en su larga carrera Ennio Morricone por su banda sonora para Los odiosos ocho de Quentin Tarantino (aunque ya tenía uno honorífico). Todo el público presente en el Dolby Theater puesto en pie (como ha sucedido también con el premio para DiCaprio) ha sido la mayor expresión de respeto.

Más allá del cine, ha sido una noche de reivindicaciones. Michael Sugar, el productor de Spotlight, ha asegurado que su película “dio una voz a los supervivientes (de la pederastia del clero) y el Oscar amplifica esa voz que esperamos que se convierta en un coro que llegue hasta el Vaticano” y ha pedido directamente al Papa Francisco: “es hora de proteger a los niños y restaurar la fe”.

No ha sido el único foco puesto sobre el problema de los abusos sexuales. El vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha participado en la gala y ha presentado una iniciativa para luchar contra esos abusos, urgiendo a “cambiar la cultura”. Lo ha hecho antes de presentar a Lady Gaga, que con una potente interpretación de Till it happens to you en la que ha acabado acompañada en el escenario por decenas de supervivientes de abusos ha hecho que se vieran lágrimas en el patio de butacas. La canción ha acabado perdiendo el Oscar en su categoría frente a Writing’s on the wall, de Spectre, la última de Bond, y cuando ha subido a recibir ese premio el cantante Sam Smith lo ha dedicado “a la comunidad LGBT en todo el mundo”. “Estoy aquí como un orgulloso hombre gay” ha dicho, “y espero que un día podamos estar todos juntos como iguales”.

El ovacionado DiCaprio también ha aprovechado su premio para hacer un potente alegato en defensa de la causa en la que lleva años como activista: la lucha contra el cambio climático. “Es real, está sucediendo ahora, es la amenaza más urgente que enfrenta nuestra especie y necesitamos trabajar juntos y dejar de procrastinar”, ha dicho el actor, que ha pedido “apoyar a líderes políticos de todo el mundo que no hablan por los grandes contaminadores ni las grandes corporaciones sino por la humanidad, los indígenas y los miles de millones de los menos privilegiados que serán los más afectados, por los hijos de nuestros hijos y por toda la gente cuya voz ha sido ahogada por la política de la avaricia”.