Especialista en política internacional, Vicente Vallés (15 de febrero, La Bohemia) habla sobre Occidente en manos de Putin.

--¿Qué supone para ti participar en Castelló Negre?

--Fue una agradable sorpresa que me invitaran, porque mi libro no es una novela de ficción, sino un trabajo periodístico con toques de ensayo. Cuando me llamaron les dije, medio en broma, que El rastro de los rusos muertos es una sucesión de datos, no de historias inventadas. Ya lo sabían, pero me explicaron que la temática cuadra bien con Castelló Negre. Y me comentaron lo que muchos lectores me habían dicho ya, que cuando empiezas a leer el libro parece que te sumerges en una novela negra. Está escrito con un estilo que se alimenta del llamado nuevo periodismo o ese otro género que llaman novela de no ficción.

--¿De qué nos vas a hablar?

--Hablaremos sobre cómo se reparte y se ejerce el poder, en este tiempo en el que conviven los viejos métodos del espionaje con las nuevas tecnologías. Y de cómo la Rusia de Putin ha sabido mezclar ambas cosas, lo viejo y lo nuevo, con virtuosismo para provocar problemas serios en las democracias occidentales.

--¿Cómo ves la salud del género después de dos décadas?

--Creo que goza de una salud excelente. Los lectores seguimos disfrutando de este género con verdadera pasión. Las cosas que pasan en el mundo dan muchas ideas para que los autores puedan desarrollar su talento.

--¿En qué estás trabajando ahora mismo?

--Llevo algún tiempo moldeando una idea que, en buena medida, aúna las historias de mis dos libros anteriores. El primero, Trump y la caída del imperio Clinton, era a partes iguales una minibiografía de Trump, una explicación del sistema político americano, un análisis de la victoria electoral y un relato de la injerencia rusa en las elecciones de 2016. El segundo, El rastro de los rusos muertos, fue un paso más en ese último aspecto, para contar con datos la capacidad desarrollada por los servicios de inteligencia rusos para influir en otros países. Ahora, trabajo en una historia que une la temática de ambos pero, en este caso, en formato de ficción. Eso sí, después de tres años de trabajo muy intenso (libros, elecciones, debates electorales...) me lo estoy tomando con un poco más de calma. Pero, sí, estoy en ello.