El segundo mano a mano fallero entre una figura, El Juli, y uno de los más cantados aspirantes al trono entre los toreros de la nueva generación, López Simón, se vivió con una desmedida euforia en unos tendidos dispuestos a divertirse y a celebrar todo cuanto se viera en el ruedo, más allá de valoraciones. Tanto El Juli como López Simón se dejaron llevar por esa corriente favorable hasta salir ambos por la puerta grande con una excesiva cosecha de orejas (2 cada uno), no todas ellas cortadas con la suficiente justificación.

La de más peso y mérito de la tarde fue la que El Juli paseó del quinto, otro animal grandón de Domingo Hernández con el que se vio el único momento de competencia entre el veterano y el novel, pues al quite de chicuelinas de López Simón replicó el director de lidia con unas vistosas y vibrantes zapopinas que pusieron la plaza valenciana en pie.

Con el ambiente en lo más alto, El Juli se dio entonces a una faena de pases muy exigentes, por lo que bajó la mano y por el amplio recorrido marcado por la muleta, a un toro que lo aguantó con entrega. El Juli volvió a sacrificar la estética por la extensión de los pases, sin dar al animal otra opción que obedecer su tiránica muleta, para cortar esa oreja que le abría también la puerta grande, y que hubiera doblado de haber matado a la primera. H