Se ha dicho mil veces y es la pura verdad: 'El exorcista' es una de las películas más aterradoras de la historia del cine. Cuando se estrenó en 1973, muchos de quienes fueron a verla sufrieron náuseas y desmayos; algunos de los cines que la proyectaban contrataron ambulancias para poder responder ante cualquier emergencia; otros repartían bolsas vomitorias entre los espectadores. Es, además,la única película que la madre de Tarantino le prohibió ir a ver al cine a pesar de que según su director, William Friedkin, no fue concebida como un relato de terror sino una reflexión sobre el misterio de la fe.

Lo cuenta él mismo en el documental 'Leap of faith', presentado este miércoles fuera de competición en la Mostra de Venecia. Dirigido por Alexandre O. Philippe -cuya película más famosa, '78/52' (2017), analizaba la mítica escena de la ducha de 'Psicosis' (1960)-, esencialmente es una larga entrevista en la que, apoyándose en fragmentos no solo de su obra maestra sino también de otras películas propias -'Contra el imperio de la droga' (1971), 'Carga maldita' (1977)- y ajenas -'Ordet' (1955), 'Hiroshima mon amour' (1959)-, Friedkin lleva a cabo un análisis exhaustivo del proceso de producción de la película.

CRUCIFIJO Y VAGINA

A lo largo del metraje, Friedkin explica que William Peter Blatty, guionista de 'El exorcista' y escritor de la novela original, le ofreció donarle todo el dinero que obtuviera por ella a cambio de que le dejara interpretar el papel del Padre Karras, que finalmente fue a parar a Jason Miller; también recuerda cómo, antes de una escena, abofeteó a uno de sus actores para obtener la emoción que necesitaba de él, y analiza momentos icónicos de la película como la escena de la masturbación -como la define él mismo, la única de la historia del cine en la que un crucifijo y una vagina aparecen juntos-. Saborea el sonido que emiten sus palabras al salirle de la boca, disfrutando de las anécdotas que cuenta como si fuera la primera vez que lo hace aunque, por supuesto, no lo es. De hecho, buena parte de ellas ya aparecen en el documental 'Friedkin sin censuras' (2018), que presentó en este mismo festival el año pasado; es un cineasta estupendo, pero se le da aún mejor promocionarse a sí mismo.

A lo largo de 'Leap of faith', asimismo, el maestro insiste en que, si El exorcista resultó ser tal triunfo artístico es porque, durante todo su proceso de producción, él se sintió imbuido de lo que Fritz Lang llamaba la seguridad sonámbula, una incapacidad casi sobrenatural para tomar decisiones equivocadas. Siempre he pensado que la hice empujado por fuerzas superiores a mí. ¿Cómo no va a dar miedo una película nacida de ese modo?