Arranca una Eurocopa que, de forma similar a la Copa América de nuestras noches, se parece mucho a un variado pase de modelos para que los multimillonarias árabes, chinos, norteamericanos y asiáticos propietarios de muchos de los principales clubs europeos y mundiales puedan escoger sus necesidades o caprichos cara a la próxima temporada. No me consideren demagogo: las cosas son así nos guste o no. El fútbol ha evolucionado hacia este tipo de modelo económico.

Ricos financieros han desposeído a los hinchas y aficionados, así como a los mecenas locales o nacionales de tamaño medio que antes solían patrocinar equipos de sus preferencias, de la propiedad de los clubs. Han comprado las entidades aprovechando las gangas resultantes de la deficiente administración que predominaba en los clubs. Pero aunque hayan pagado, en el fondo ha sido como un expolio, en la misma línea de lo que ha sucedido con otras muchas otras cosas importantes de la vida: un puñado de potentados (muchos de ellos con fortunas de procedencias nada claras), desbocados e incontrolados, pesan hoy en el mundo tanto o más que los representantes democráticos de los ciudadanos a la hora de decidir las grandes cosas. En esto, política y deporte vuelven a ir de la mano.

EL VIEJO 'SHOW' MOURINHO-PEP

Regreso a lo de la Eurocopa y la Copa América como pase de modelos. Algunos comprarán piernas goleadoras, cerebros privilegiados de mediocampistas, defensas que atacan o delanteros hábiles al replegarse... Otros ya se han servido, como en el supermercado, espectáculos más complejos con varios personajes. Para este año los multimillonarios que poseen los dos clubs de Manchester se han comprado completo un viejo 'show' que tuvimos en España hace poco: el Mourinho versus Pep Guardiola.Entregándoles además unos supertalonarios para adquirir todo lo que quieran para las respectivas plantillas. El 'show' es suyo, tiene 'copyright', y lo venderán vía TV para que incluso puedan paladearlo en directo las aficiones del Real Madrid y Barcelona. Y los niños de África. Y las masas futboleras de Asia. Etcétera etcétera. Muy probablemente esos especuladores ganarán dinero con la Pareja del Morbo y no solo cubrirán sus gastos sino que con lo que les sobre podrán comprarse varios yates. O tal vez otros equipos.

En cualquier caso el límite de ese modelo, lo que todavía preserva una pequeña franja del esquema societario más convencional (como el que todavía disfruta el Barça), es que no todo se puede comprar. La familia norteamericana Glazer (Manchester United), el emir Mansour bin Zayed (Manchester City), el ruso Abramovich (Chelsea), el emir Al Jelaifi (París SG) y los chinos Suning y Chan (Chelsea y Espanyol) solo pueden adquirir lo que está en venta. Y afortunadamente no todos los jugadores y entrenadores consideran que algunos millones más de ingresos anuales (cuando ya ganan unos cuantos) es un argumento definitivo para cambiar de aires, estilos, ambientes, compañeros y proyectos.

Si reducimos lo que pasa a su esencia, constataremos una horrible evidencia. Lo que ha sucedido a escala planetaria es, en el fondo, una victoria del modelo capitalista-comprador del Real Madrid(fichar cada año lo mejor y más caro del mercado para juntar a 11 individualidades rutilantes), ese Floren Style ya rodado por anteriores presidentes, pero hecho ahora ya a lo bestia a partir de jeques árabes y compañía. Se trata asimismo, de momento, de una derrota del esquema societario barcelonista: intentar hacer un equipo cohesionado y con estilo propio a partir de una buena escuela propia de fútbol completada con algunas grandes individualidades foráneas que encajen en el tipo de juego que se quiere practicar.

Que conste que el Barça ya vivió el sarampión ajeno. Recuerden los fichajes 'made in' la portera de Núñez, sin ir más lejos. Pero regresó a tiempo a la cordura. En cambio la estela del viejo Madrid mercantil de Bernabéu y Saporta es la que ahora ha ido colocando en los palcos de muchos clubs del mundo, codeándose en todo con Florentino (en dinero, maneras de actuar, valores éticos) a posibles nietos de Manolita Chen, de la Guardia Mora de Franco, de los tíos Gilito norteamericanos, y de los rusos capitalistas que han sobrevivido al Octubre Rojo. Pero si milagrosamente no consiguen sobornar a hombres como Messi o a fuerzas mentales como la del Leicester, igual podremos seguir creyendo en las bondades -que las tiene- del fútbol.