En un clima de fuerte conflictividad social -con paros en el transporte y en los servicios de recogida de basuras- y bajo una persistente amenaza terrorista, el Gobierno francés ha difundido en el pistoletazo de salida de la Eurocopa una serie de consignas a los aficionados para garantizar el buen ambiente durante los partidos de fútbol.

Bajo el título ‘Comportarse bien dentro y en las proximidades de los estadios’, el ministerio del Interior recomienda a los hinchas respetar las directrices de las fuerzas del orden, evitar las aglomeraciones y someterse a los controles de seguridad. También les pide no entorpecer la circulación y limitar el ruido para no molestar a los vecinos.

Además de estos consejos habituales, en el folleto repartido por la Prefectura de Policía figura una recomendación sorprendente que ha provocado mucho revuelo. “No hacer comentarios políticos, ideológicos, injuriosos, racistas o xenófobos”. El objetivo es probablemente impedir altercados entre partidarios y detractores de la polémica reforma laboral, que bloquea el país desde hace tres meses, y prevenir que salgan a la luz viejas rencillas entre aficionados de países rivales.

Sin embargo, hay quienes creen que la consigna de Interior va tan lejos que raya la censura y coarta la libertad de expresión en el espacio público. El reglamento de la Liga de Fútbol estipula que a los aficionados se les podrá prohibir el acceso al campo si llevan banderines, panfletos, insignias o cualquier otro soporte con fines políticos e ideológicos, pero hasta ahora no se había incluido la recomendación de “no hablar” de política.

Las primeras críticas han llegado del principal sindicato del país, la Confederación General del Trabajo (CGT), que libra una auténtica batalla contra el Ejecutivo para exigir la retirada de la reforma laboral y mantiene los paros y las movilizaciones a pesar de que este vienes se inaugura oficialmente el torneo.

“Al situar en un mismo plano los comentarios difamatorios, racistas o xenófobos -que implican una infracción penal- y los comentarios políticos e ideológicos -que están en la base de las libertades constitucionales y el debate democrático-, estas recomendaciones generan una escandalosa mezcla de géneros”, denuncia el sindicato.

La CGT advierte, además, que seguirá adelante con su “campaña de información masiva sobre la ley y sus peligros en los centros de trabajo, en el espacio público y en los alrededores de los estadios”. De hecho, este viernes estaba prevista una iniciativa bautizada ‘tarjeta roja a la reforma’ y contempla otras acciones, como debates y votaciones entre los hinchas.

PULSO GOBIERNO-SINDICATOS

El Gobierno, por su parte, ha amenazado este viernes con requisar los medios de transporte y obligar a los huelguistas a trabajar para garantizar que los 80.000 espectadores previstos en el partido inaugural, que enfrenta a las selecciones de Francia y Rumanía, llegaran sin problemas al estadio de Saint Denis, en la periferia de París.

“No se descarta ninguna hipótesis”, ha llegado a decir el primer ministro, Manuel Valls. Sin embargo, la medida no será fácilmente aplicable, porque está prevista para casos que a priori no parecen cumplirse, como atentado grave a la continuidad del servicio público o a las necesidades básicas de la población. Además, atentaría contra el derecho de huelga.

En este contexto, la otra carta que juega el Gobierno para tratar de salir del impás es el diálogo. La ministra de Trabajo, Myriam El Khomri, se reunirá con el líder de la CGT, Philippe Martinez, el próximo 17 de junio, aunque se ha mostrado dispuesta a verle de manera inmediata.