L’Alcora está realizando un importante esfuerzo en la protección, la conservación y la puesta en valor de su patrimonio. Así lo presentó ayer el Ayuntamiento en Fitur, donde la Real Fábrica del Conde de Aranda se erigió como el eje vertebrador de la estrategia turística de la villa ceramista,

El proyecto de recuperación de esta histórica instalación supone poner en valor el edificio más importante de la historia de l’Alcora, donde se forjó su identidad como pueblo y donde nació su potente sector industrial, tal como reivindicó la delegación desplazada hasta la feria madrileña, que estuvo capitaneada por el alcalde, Samuel Falomir.

Dentro de esta iniciativa, y como herramienta para su contextualización, el consistorio ha puesto en marcha una serie de proyectos que ponen de relieve la herencia relacionada con la manufactura condal y que está dispersa en el término municipal.

«La recuperación y puesta en valor de este espacio, ya activada, nos va a permitir diseñar una interesante oferta turística alrededor de nuestro patrimonio cerámico, industrial y natural, con la que esperamos atraer a un importante número de visitantes», explicó Falomir ayer en Fitur.

Según indicó el primer edil, esta oferta turística se verá aumentada este año tras la ejecución de uno de las actuaciones más relevantes dentro del proceso de recuperación de la emblemática industria, que se iniciará en breve y que servirá para hacer visitable y accesible el edificio de los hornos árabes, datados en 1805.

INTERPRETACIÓN / Además, este icónico espacio se convertirá en centro de información y acogida de visitantes, y en centro de interpretación de los recursos y productos turísticos de la localidad. Desde allí partirán las diferentes rutas que el Ayuntamiento está poniendo en marcha.

El director del Museu de Ceràmica, Eladi Grangel, destacó que es «uno de los espacios de mayor importancia histórica y patrimonial». También intervendrá en la cubierta de la antigua fábrica de azulejos BIC, contigua a la edificación de los hornos, eliminando cerca de 2.000 m2 de fibrocemento. La actuación cuenta con una subvención de 200.000 euros de los fondos Feder de Europa.

Grangel recordó que en la manufactura del Conde de Aranda se originó la que está considerada como la mejor producción cerámica europea del siglo XVIII y que en el Museu de Ceràmica se puede admirar una de las colecciones más relevantes, que comprende la producción de la Real Fábrica y de los talleres que surgieron a su sombra y que han continuado la tradición cerámica de l’Alcora hasta ahora.