El año que viene vestirá de rojo. Es el elegido para sustituir a Kimi Raikkonen en Ferrari. Mientras, Daniel Ricciardo perfecciona el italiano que hablaban sus abuelos y sigue dando exhibiciones, ganando con un Red Bull-Renault, un coche más lento que el Ferrari y el Mercedes. Lo ha hecho en cinco ocasiones en los últimos cuatro años y volvió a conseguirlo en Shanghai el día en que su compañero Max Verstappen se confirmó como un peligro en la pista, el primer día en que Lewis Hamilton ha dado muestras de fatiga como campeonísimo, el gran premio en que Sebastian Vettel acabó adelantado por Fernando Alonso.

Gran salida de Bottas

Todo seguía el guión indicado según el rendimiento en la clasificación. O casi, porque Mercedes había sorprendido a Ferrari con la estrategia. Hamilton y Bottas se detuvieron antes que Vettel y Raikkonen, y el finlandés de Mercedes le arrebató el liderato a Vettel gracias a una vuelta de salida rapidísima. Bottas estaba completando la carrera de su vida. Una fenomenal arrancada y, ya en la primera curva, le había llevado a la segunda posición. La fenomenal vuelta de salida tras el 'pit stop' le había colocado líder. Y se veía más fuerte aún en comparación con Hamilton. El inglés está firmando un arranque de temporada anodino, como desdibujado, como si hubiera perdido el carácter que le llevó a sumar cuatro títulos.

Daniel Ricciardo (Red Bull-Renault) celebra la victoria con sus mecánicos. / REUTERS / ALY SONG

Y todo quedó al descubierto cuando el toque entre los dos Toro Rosso hizo entrar al coche de seguridad. Los dos Ferrari y los dos Mercedes decidieron quedarse en pista con el neumático medio y seguir el plan de una parada. Los Red Bull, en cambio, entraron a realizar una segunda parada para montar neumático blando. Habían aguantado el superblando durante casi 20 vueltas en el primer stint, así que podrían estirar el blando las 20 finales.

El desastre de Verstappen

Y así fue. Ricciardo adelantó a Raikkonen, a Hamilton y a Bottas con una maestría fuera de lo común. “A veces solo tienes una oportunidad y debes aprovecharla”, dijo feliz el piloto australiano. Verstappen, en cambio, se fue a la hierba en el primer intento sobre Hamilton, y se llevó por delante a Vettel después, lo que dejó al alemán con el coche tocado y al impetuoso holandés con una sanción de 10 segundos. “No puede hacer eso. Le he dicho que debe tomarse las cosas con más calma, su momento llegará”, dice Helmut Marko, su jefe en Red Bull, que le explicó a su chico que debe aprender de los adelantamientos limpios de su compañero Ricciardo.

No fue el día de Verstappen ni tampoco de Hamilton. Su estado de ánimo quedó patente en la pista —no luchó como acostumbra— y también en la radio. “Chicos, la rueda delantera izquierda va a sufrir mucho con este calor. No creo que podamos ir a una parada”, decía el inglés en la vuelta de formación. Después dudó mucho en la salida. Ya lo había hecho en las dos primeras carreras del año. “Kimi fue muy agresivo”, se disculpó tras salir perdiendo en la pelea con el finlandés por la tercera posición. “Aprieta los dientes”, le dijo entonces su ingeniero. Pero no acabó ahí y el tetracampeón del mundo recriminó la estrategia a sus ingenieros. “¿Viene alguien por detrás con neumáticos más blandos?”, preguntaba en mitad del coche de seguridad. “Teníamos que haber cambiado los neumáticos. Os lo dije”, insistió como justificación de su mala carrera.

Daniel Ricciardo sale eufórico de su Red Bull tras ganar en Shanghai. / REUTERS / ALY SONG

No, no fe el día de Verstappen, ni de Hamilton. Sí lo fue para Bottas, pero alguien mejor se llevó la gloria. Daniel Ricciardo, casi no pudo clasificar el sábado por un cambio en el motor, pero “los chicos del equipo hicieron un gran trabajo. También desde el muro". "Ha sido de locos. Escuche lo del coche de seguridad en la curva 14 y el equipo hizo una sensacional doble parada para los dos coches", recordó Ricciardo.

El consuelo de Alonso

Tampoco fue el día de Vettel. Tenía la carrera ganada, pero esta vez los estrategas de Mercedes estuvieron más listos, antes de que Verstappen se lo llevara por delante y finalizara adelantado por Alonso y casi por Carlos Sainz. “Vettel tenía el coche dañado y estaba en clara desventaja. Aún así era más rápido en recta. Así que tuve que intentarlo en la frenada, porque él se abría mucho con algún problema en la dirección”, explicó Alonso, satisfecho con su rendimiento pero defraudado por el rendimiento del coche. “Séptimo otra vez. Los domingos cumplimos pero nos falta velocidad y eso nos pone un poco tristes porque no podemos dar los resultados que esperábamos”.