No es que Mercedes se haya convertido en una balsa de aceite. De la noche a la mañana, Lewis Hamilton, actual campeón del mundo de F-1, no comenzará a sonreír tras abandonar por avería cuatro días atrás cuando era líder de la carrera y del Mundial, pero el inglés y su escudería han hablado para serenar los ánimos, para constatar que las averías en el motor del británico se deben a la mala suerte, no al intercambio de mecánicos con los del alemán Nico Rosberg, a comienzos de año.

Tras abalizar el motor y el resto de los lubricantes, Mercedes ha resuelto que la rotura en el motor de Hamilton durante el Gran Premio de Malasia se debió a un problema en el “cojinete del cigüeñal, que sucedió, sin previo aviso, después de 618 kilómetros del motor, y fue precedido por una pérdida de presión de aceite en la curva 15". La cuestión es por qué falló la presión de aceite. Mercedes no hará cambiar sus motores ni a Hamilton, ni a Rosberg, ni a los seis pilotos de Williams, Force India y Manor, pero sí ha anunciado que recurrirá a aceites de motor más conservadores: con más poder lubricante, pero también más viscosidad que resta caballos en el rendimiento.

LA CARRERA A LAS SIETE

Hamilton solo quiere pasar página. “Pienso que es mala suerte. Simplemente tengo que seguir adelante e intentar hacerlo lo mejor posible", dijo durante la rueda de prensa de pilotos del jueves correspondiente al Gran Premio de Japón, que se celebra este fin de semana en Suzuka (07.00 horas del domingo, Movistar TV), con riesgo de fuertes lluvias para sábado y domingo. "No he pensado en la última carrera. Normalmente cuando me voy de un circuito pienso mucho en las cosas que pasan. He estado en Tokyo, que es una de mis tres ciudades preferidas en el mundo. En Sepang estuvo bien, me gustaba mi rendimiento. Confío que aquí pueda seguir como ahí”, añadió el inglés.

Hamilton se explicó bajo un sosiego que le faltó al finalizar la carrera de Malasia el fin de semana pasado. De hecho, Toto Wolff, director de Mercedes, no impondrá ni castigos, ni restricciones si Hamilton vuelve a quejarse del equipo. "Después de un momento tan frustrante, se acepta cualquier respuesta o queja. Si te ponen un micrófono delante cuando tu motor se ha roto después de que lideraras la carrera y estuvieras cerca de ponerte líder en el campeonato...", dice el jefe de Mercedes. "Puede decir lo que quiera. Es emoción y es perfectamente comprensible, todos nosotros habríamos expresado nuestra frustración de formas distintas. No hay una explicación (a su mala suerte). Es una situación extraña sin una explicación razonable. Creo que, tras recuperarse un poco, él lo ve".

WOLFF, FELIZ CON HAMILTON

Wolff ha explicado que mantuvo una charla con Hamilton tras la carrera "al volver al box, vino a ver a Bradley (Lord, jefe de prensa), Niki (Lauda) y a mí. Fue a ver a cada mecánico para decirles cómo se sentía. Luego tuvimos una conversación todos. Nos reagrupamos, mecánicos e ingenieros, y hablamos para motivar a todo el mundo. Él dijo algunas cosas fantásticas sobre el equipo y espero que eso nos ayude a recuperarnos rápidamente en Japón. A pesar de que como piloto se sentía frustrado, intentaba motivar al equipo y sólo los grandes hacen eso. Él habló ante los mecánicos e ingenieros y encontró las palabras adecuadas, fue genial".

Hamilton parece concentrado ahora únicamente en enjugar los 24 puntos de ventaja que le separan de Rosberg. Tiene el coche, el talento y el tiempo --cinco carreras, 125 puntos en juego-- para hacerlo, comenzando este fin de semana en Suzuka, el escenario de luchar vitales por el título en cuatro décadas acogiendo el mundial de F-1.