Con la llegada del frío empieza la época de encender chimeneas, estufas y cocinas bilbaínas. Al calor del hogar aprovecharemos los brasas para cocinar. Una comida elaborada a leña o brasas es reconfortante, cálida y hogareña. Los asados son preparaciones sencillas, sabrosas y de fácil elaboración que gusta a todo el mundo, ya que se pueden asar infinidad de productos: pescados, mariscos, carnes, verduras,

El origen se remonta al descubrimiento del fuego y es la técnica más antigua de cocinar. Seguramente, los hombres de esa época, a causa de algún descuido, dejaron cerca del fuego algún trozo de carne o verdura y vieron que esta cambiaba de color, textura, sabor y que les resultaba más fácil de comer y digerir.

Asimismo, hay que diferenciar las preparaciones en barbacoa o en parrillas, aunque ambas se preparan con brasas. La primera de ellas tiene la opción, según coloquemos las brasas, de convertirse en un horno de brasas cuando se tapa. Las barbacoas, sin tapa, son más seguras que las parrillas, aunque en ambos casos nunca hay que perder de vista el fuego para evitar sustos.

Resultados deliciosos

A la brasa resultan deliciosas las verduras, especialmente las alcachofas, setas, pimientos, berenjenas, cebollas, mazorcas de maíz y espárragos. Destacar también los típicos calçots, que se hacen en la llama viva cuando se quema la leña generalmente compuesta por sarmientos.

Los pescados son una buena opción, principalmente los azules, destacando las sardinas, sin olvidar los mariscos, especialmente el bogavante y las nécoras. El pulpo, previamente cocido y después asado, es también una exquisitez. Y las patatas cocinadas recubiertas por los rescoldos son una buena opción para acompañar carnes y pescados.