La caballa es un pescado azul, conocido como verdel o sarda, en el norte de España, muy valorado. En la zona del Mediterráneo se aprecia por los pescadores, pero ha sido poco cotizado y querido en alta restauración hasta hace muy pocos años, donde ha llegado a las grandes cocinas con mucha fuerza y gran reconocimiento. Su sabor intenso y la textura de su carne permiten infinidad de preparaciones.

Así, gastronómicamente es en pescado muy versátil de potente sabor a mar, admite muchas elaboraciones, las más sencillas y tradicionales son las más apreciadas. La preparación más típica es escabechada, al horno, guisada, plancha o simplemente fritas con unos ajos, un verdadero majar. Resulta exquisita al horno, con un refrito de ajos y guindilla y acompañado de patatas cocidas cachelos o limpia de espinas se puede consumir fría o templada en ensalada aliñada de un buen aceite y vinagre. Muy importante que sea muy fresca y, además, se consuma pronto.

La mejor época para degustar este excelente pescado, sano y nutritivo, es la primavera, que es cuando llegan a la costa para alimentarse y reproducirse. Es un pescado azul debido a su contenido graso, que alcanza 10 gramos de grasa por cada 100 gramos comestibles. La caballa es rica en ácidos grasos omega-3 que contribuyen a disminuir el colesterol y los trigliceridos.

La caballa en conserva es muy consumida por sus propiedades nutricionales, organolépticas y por tener una buena relación calidad precio. Uno de los detalles a tener en cuenta con este alimento es que si se congela hay que eliminarle todas las vísceras y dejarlas bien limpias.

Finalmente, señalar que se captura con diferentes formas: arrastre, trasmallo o cerco. Estas dos últimas técnicas tratan mejor al pescado, y permiten una textura más jugosa y un sabor más intenso de la caballa.