La esencia dulce y color madera de la canela es conocida desde hace miles de años, ya que su aroma es persistente, cálido, suave, dulzón y muy reconocible. La procedencia de la canela es oriental, concretamente, de Sri Lanka. Se extrae de un árbol que pertenece a la misma familia de las lauráceas a la que también pertenece el laurel, y puede llegar a medir hasta 15 metros de altura. Así, proviene de las ramas de estos árboles que se dejan secar sin corteza y se acaban rizando, formando los típicos palitos en forma de tubitos muy aromáticos.

El nombre de canela proviene de la palabra italiana cannelle (cañitas). Su sabor es dulce, amaderado y ligeramente picante. Es una de las especias más apreciadas, utilizada como remedio natural, en perfumería y en cocina, tanto en preparaciones saladas como dulces. Representa un ingrediente popular que siempre está presente en las cocinas de los restaurantes y en todos los hogares.

Variedades

Hay dos tipos: la canela Ceilán, producida en Sri Lanka, India, Madagascar, Brasil y el Caribe; y la canela Casia, que viene principalmente de China, Vietnam e Indonesia. Cabe destacar que en España se puede adquirir en los mercados municipales en forma de pequeños palos (canela en rama) o en polvo molido. Para guardarla durante tiempo y que no pierda sus propiedades, la mejor forma de conservarla es dentro de un tarro de cristal, en un lugar bastante fresco y oscuro.

Es muy sencillo incorporar la canela a nuestra dieta, por ejemplo, espolvoreando una ligera cantidad sobre el café, la leche o en infusión. Solo se necesita una cucharadita de canela al día para que el cuerpo se beneficie de sus numerosas propiedades. Aun así, se tiene como un ingrediente exótico, que es irresistible a los sentidos del ser humano.