El conejo tiene un gran valor gastronómico, aunque no tiene la misma aceptación en todos lugares y culturas, ya que en algunos países se consideran mascotas y no se consumen. No obstante, se trata de una carne blanca, magra, rica en proteínas y se caracteriza por su bajo contenido en grasa. También destaca su bajo nivel de colesterol, inferior al pollo, a la ternera o al cerdo.

Es una fuente importante de minerales y vitaminas, con bajo contenido en sodio. Ideal para combinar con ingredientes de nuestra dieta mediterránea, por este motivo se debe incluir como parte de una dieta sana y equilibrada en todas las etapas de la vida. Es consumida, especialmente, por los deportistas por su alto contenido en proteínas. Y es que cada 100 gramos de carne aporta unos 25 de proteínas.

La mayoría de preparaciones con esta carne incluyen hierbas aromáticas, especies, ajos, brandy y vino blanco. Cocinado con algunos ingredientes de los mencionados, no se necesita añadirle apenas sal y se convierte en plato ideal de la dieta de personas hipertensas.

En el recetario local está muy presente en infinidad de preparaciones. Así, es ingrediente habitual de la paella, el tombet, acompañado de caracoles serranos, y también es muy fácil de preparar a la brasa, al horno gratinado con all i oli --una verdadera delicia--, o al ajillo, la receta más elaborada con guisados de setas y trufados al estilo de Morella.

Para finalizar, se trata de un alimento sano, barato y podemos adquirirlo fresco durante todo el año en los mercados municipales de cada localidad. Una carne con una gran versatilidad gastronómica y tradicional en la gastronomía española. Y es que existen en todas las regiones de nuestro país platos típicos elaborados con conejo. De esta forma, está presente en los menús de humildes casas de comidas, tabernas, tascas y en las cartas de los mejores restaurantes nacionales.