La campaña 2018-19 será recordada por la inestabilidad de los mercados y por la climatología. No son buenos tiempos para los cítricos valencianos, ya que en los últimos años están sufriendo un desplome en los mercados nacionales e internacionales.

La provincia de Castellón es un referente internacional por la calidad de sus cítricos, pero, sin duda, la embajadora de nuestra citricultura es una clementina con los apellidos del pueblo que la vio nacer. Estos días en Nules se celebra la Festa de la Clemenules, dedicada a esta fruta que se recolecta en los huertos de diferentes pueblos de nuestras comarcas.

La clementina de Nules o Nulesina se originó en la localidad en 1958, de una mutación espontánea de una planta de clementina fina. Esta joya gastronómica de color naranja intenso es muy apreciada por todo tipo de consumidores y se pela con gran facilidad. La pulpa de la clemenules es jugosa y tierna, con una gran cantidad de zumo de sabor delicado y dulce, y con un buen equilibrio de azúcares y ácidos, cuando está en su punto óptimo de maduración. La mejor época para degustarla es desde noviembre a febrero. El aroma de la clemenules es potente, delicado y capaz de perfumar y dar sabor a una gran variedad de elaboraciones culinarias, tanto dulces como saladas. Su zumo y pulpa son utilizados en la preparación de bebidas, helados, repostería, varios postres, destilados y alta coctelería.

Desde el punto de vista nutricional, su mayor componente es el agua. Es poco calórica y rica en fibra, que se encuentra sobre todo en la parte blanca, entre la piel y la pulpa. También es rica en vitamina C. Contiene ácido fólico y provitamina A, más abundante que en cualquier otro cítrico, y algunas vitaminas del grupo B. Además, la clemenules también es rica en potasio, magnesio, calcio y ácido cítrico.