La Navidad es época de reencuentros con la familia y los amigos en torno a una mesa. Ciertos colores, aromas y sabores nos transmiten ese espíritu navideño tan entrañable. El aspecto gastronómico está en boga más que nunca estos días y en cada provincia de España existen unas tradiciones para el menú de Navidad que dependen principalmente de los productos de la zona.

En Castellón, el Mercado Central representa una gran despensa para elaborar exquisitos platos en estas jornadas tan especiales. Una gran variedad de mariscos y pescados, frescos o congelados, llegan a los diferentes puestos o paradas desde las lonjas de nuestra provincia. Doradas, lubinas, lenguados, salmones, los deseados crustáceos y moluscos, o los mariscos tan suculentos que hay en la costa de Vinaròs, como el langostino, se utilizan para convencer y deleitar a los paladares más exigentes. Otras elaboraciones típicas con pescado son el ‘suquet de peix’ o el ‘all i pebre’.

Las carnes también cobran protagonismo, especialmente la de cordero lechal y el pollo o pavo rellenos con gran variedad de ingredientes, a gusto del consumidor. Pero la estrella de las carnicerías de la provincia es la ‘pilota de Nadal’, que no puede faltar en la tradicional paella del día de Navidad, con sangre o sin ella y condimentadas con el toque particular de cada puesto. Las charcuterías se llenan de excelentes jamones y embutidos ibéricos de bellota o cebo, foie, patés, quesos, mojamas, huevas o productos ‘delicatessen’, con los que se preparan bandejas por encargo.

más adeptos // Otro producto que cada vez está más presente en las mesas de la provincia durante la Navidad y que ha ido ganando adeptos es la trufa negra. Típica de Els Ports o l’Alt Maestrat, el sábado celebró una feria en Castellón con un gran éxito.

Todo ello maridado con los excelentes vinos de la provincia, que tienen en les Useres, Sant Mateu o Vilafamés su ‘santuario’.

En cuanto a los postres, muchas son las posibilidades que ofrecen los productos de la provincia. Entre ellos destaca, por ejemplo, los pasteles de boniato. Ello, sin olvidar a los clásicos, como las naranjas y las mandarinas de la Plana.