El kale es el nombre que recibe la col rizada o berza en Estados Unidos. Este vegetal está considerado un súper alimento, pues contiene más hierro que la carne de vacuno y mucho más calcio que la leche de vaca, además de que tiene propiedades antioxidantes y muy pocas calorías.

Esta col es una verdura de la familia de las coles (brócoli, coliflor y coles de Bruselas). Originaria de la costa sur y oeste de Europa, actualmente se cultiva en toda Europa, Japón y Estados Unidos. Se cosecha durante los meses de invierno, entre noviembre y marzo. En nuestro país se cultiva mucho, sobre todo en el norte, donde se emplea mayoritariamente para alimentar al ganado.

Es muy versátil a la hora de cocinar; se puede utilizar cocido o crudo, previo lavado. Podemos utilizar tanto los tallos como las hojas. Los primeros requieren más tiempo de cocción y los segundos son la parte más consumida (en ellas se concentra la mayoría de los nutrientes).

Cabe mencionar que es mejor consumirlo fresco para aprovechar sus excelentes propiedades y que, en caso de cocerlo, hay que hacerlo con poca agua.

El kale se cocina como cualquier otra col: hervida, guisada, como ingrediente de potajes, de revueltos, en tortilla, con puré de patatas o trinchat, en tempura de verduras, en ensaladas... Una sana alternativa es licuarla y tomar su zumo o usarla para batidos, muy empleados en las dietas depurativas después de los recientes excesos navideños.

Además, es ideal para dietas de adelgazamiento y una buena fuente de proteínas, hierro y calcio para quienes no consumen alimentos de origen animal. Esta verdura es aconsejable para todas las personas, especialmente para deportistas debido a su riqueza en minerales y vitaminas, de gran poder antioxidante.