En cualquier tipo de celebración que se precie no pueden faltar los langostinos de Vinaròs, que podemos adquirir en las pescaderías de nuestros mercados municipales, prácticamente durante todo el año. Sin embargo, la mejor época para comerlos es durante los meses de mayo, junio y julio, además de octubre y noviembre. Actualmente, son escasas sus capturas, por lo que están bastante cotizados. El langostino es el marisco más valorado y conocido de los fondos marinos de nuestra provincia, embajador gastronómico de nuestro litoral y muy apreciado por cocineros, gastrónomos y consumidores amantes de los mariscos. A este crustáceo le gusta vivir enterrado en la arena, cerca de las desembocaduras de ríos y estuarios. Precisamente por su hábitat natural, cerca de aguas poco saladas, su sabor es menos yodado. Pero la gran excelencia del langostino es su textura, de una gran sutileza y con una finura irrepetible. Las capturas que se subastan en las lonjas de nuestra provincia podrían tener, en un futuro cercano, la denominación de origen langostino de Vinaròs. A la hora de elegir, un langostino fresco debe mostrar un tono brillante, conservar los bigotes largos, tiene que ser firme al tacto y con aroma marino.

El langostino aporta nutrientes esenciales para nuestro cuerpo y apenas tiene grasas e hidratos de carbono; es rico en ácidos grasos omega 3, magnesio y hierro. Un ingrediente de nuestro mar Mediterráneo insustituible.