Desde hace unos años, Los Maños (calle Ermita, 187, de Vila-real) se ha convertido en epicentro del almuerzo en los alrededores del Estadio de la Cerámica gracias a su extensa variedad de bocadillos, la calidad de los productos, la rapidez en el servicio y, por supuesto, sus precios: de 5 a 8 euros. El restaurante fue inaugurado en 1982, gracias a la familia Gil, naturales de Albarracín (Teruel). Ya en los primeros compases, Los Maños se convirtieron en un lugar de referencia, pionero en la restauración, por el que pasaban vila-realenses y visitantes. “Uno de nuestros grandes logros es que hemos conseguido una clientela fiel, ya que en muchos de los casos los comensales de hoy en día son hijos y nietos de nuestros primeros clientes y eso es algo que nos caracteriza y enorgullece”, confiesa el actual gerente, Ricardo Gil, hijo y sobrino de los fundadores.

En cada jornada, Los Maños propone una oferta gastronómica que destaca por la gran cantidad y variedad de elaboraciones. La vitrina donde los clientes acuden a pedirle a Ricardo su bocadillo es todo un espectáculo para la vista. Es inevitable que se haga la boca agua mientras decides qué pedir.

Asimismo, uno de los principales atractivos de Los Maños es su bocadillo de jamón. Y es que el restaurante ofrece a sus comensales Jamón Ibérico Puro de Jabugo y de Guijuelo y lo completa con Jamón Serrano de Trevélez. Es decir, una oferta de máximo nivel en cuanto a los jamones se refiere. “Sabemos que tanto en bocadillo como en tapa, el jamón es nuestro producto gastronómico estrella. Buscamos el de mayor calidad para que suponga un deleite en el paladar del cliente. Eso sí, para gustos colores, muchos lo prefieren en bocadillo con aceite, otros, con un poco de tomate rallado, e incluso algunos lo acompañan con queso o con una tortilla francesa”, indica el gerente.

Ricardo Gil, cortando jamón y tirando una caña:

Si el bocadillo de jamón ocupa el primer puesto del ránking en Los Maños, el podio lo completan el bocadillo de secreto a la brasa con ‘all i oli’ y el llamado ‘Macarra’, que consta de pechuga, bacón, huevo, queso y mahonesa, “un placer del primer al último bocado”, señala Gil. Pero la oferta no acaba ahí, ya que muchos de los clientes prefieren almorzar con alguna tapa y ahí, la reina en este local es el pulpo a la brasa. Callos, magro con tomate, ‘esgarraet’ de bacalao, manitas, cortezas, pulpitos o bacalao frito con pimientos son algunas de las tapas más demandadas por la clientela de Los Maños. “Nos gusta ofrecer lo mejor y para ello hay que tener calidad en los productos y en la cocina, todo es casero. Por ejemplo, nuestra carnes vienen maduras desde empresas de Galicia o Extremadura”, afirma Ricardo Gil, quien revela que “ello, sin duda, es clave para que nuestros clientes repitan”.

Una de las peculiaridades que se vive en Los Maños es cuando juega el Villarreal CF en casa. “Los partidos que ha jugado a las 12.00 horas esto ha sido increíble”, confiesa Ricardo, quien añade que “la afluencia de clientes es abrumadora y hemos podido llegar a servir muchísimos almuerzos”. “Sí que es verdad que cuando juega el Villarreal, nuestro local presenta un concurrido y animado ambiente, en el que es necesario reservar para poder comer o cenar”, detalla el gerente.

Otro elemento diferenciador de Los Maños y decisivo para los amantes de la cerveza son los barriles de cobre en altura de Estrella Galicia que están ubicados junto a la barra. Unos depósitos que de manera periódica se rellenan, con el objetivo de servir cerveza de bodega natural recién hecha, directa de la fábrica al vaso del cliente. De esta forma, Los Maños presume de la cerveza de bodega de esta marca gallega que, sin ninguna duda, supone un puntazo para los amantes de la cerveza. Y todo ello culmina con el tradicional carajillo. “Nuestro carajillo está muy demandado, los clientes no se van sin probarlo”.

“No existe modernidad sin una buena tradición”. Este es el lema de Los Maños. Para ello, Ricardo Gil, cabeza visible de un equipo de seis trabajadores, renovó hace unos años la imagen del restaurante para “hacerlo más acogedor y adaptarlo a los nuevos tiempos” sin perder la esencia de siempre. Así, cuenta con una gran barra, con el objetivo de “potenciar la cultura de barra”, y los clientes pueden degustar la comida bien entorno a una barrica “de forma más informal”, o bien en un salón-comedor.