El níspero llegó a España hace cientos de años de la mano de marinos mercantes que recalaban en el puerto de Sagunto y se extendió por diferentes zonas, aunque encontró su mejor hábitat en los pueblos levantinos. Fructosa y glucosa son las sustancias más abundantes, después del agua, que le proporcionan un moderado aporte calórico y un exclusivo sabor dulce. Se trata de una fruta rica en pectina, ideal para la elaboración de jaleas, compotas, mermeladas y confituras.

Hay muchas variedades, pero las más comerciales en España son: Algar, de piel de color amarilla-anaranjada, con la pulpa amarilla crema y un sabor agridulce muy agradable; Tanaka, redondeados o con forma de pera, con un color naranja vivo y la pulpa amarillo-anaranjada, muy dulce y aromático; Golden Nuget, grandes, casi redondos, con un color anaranjado oscuro, la pulpa muy jugosa del mismo color y son los primeros en llegar al mercado, pero poco ricos en azúcares, por lo que resultan bastante ácidos para el paladar; y los Peluches, de tamaño muy grande, forma alargada y arqueada, con la piel rugosa amarilla pálida, la pulpa carnosa, jugosa y de sabor dulce.

Al comprar nísperos, hay que elegir los enteros, sanos, sin aromas o sabores extraños, con un color uniforme y que no estén blandos al hacer una suave presión con los dedos. Son muy sensibles a los golpes y hay que tener bastante cuidado a la hora de transportarlos y guardarlos para no amontonarlos junto a otros productos. Los nísperos maduran antes envolviéndolos en papel de aluminio y dejándolos en el congelador 12 horas, ya que así estarán listos para comer.

Por último, cabe destacar que el níspero llega en primavera a los mercados municipales y se pueden adquirir desde abril hasta junio, ya que es la primera fruta de hueso de la temporada.