A los 17 años era un perfecto 'ni-ni'. Hoy, a los 36, vive su momento como gran estrella de las pantallas.

Tirado todo el día en casa o en el Macdonalds, en Mishawaka, su pueblo de Indiana, Adam Driver se encontraba, allá por la adolescencia, ante un no-futuro inapelable. Trató de entrar en la escuela Juilliard, en Nueva York (una meca para todo aspirante de las artes escénicas), pero lo rechazaron. Se fue en coche a Hollywood a echarle arrestos al sueño de ser actor, pero una avería ni siquiera le permitió llegar. Se puso a vender aspiradoras a domicilio, pero no sacó ni un dólar.

Entonces ocurrió el 11-S y la mezcla de "patriotismo y deseo de venganza", admite, lo empujó a alistarse a los 'marines'. Allí moldearon su personalidad y le inocularon una disciplina que hizo buenas migas con sus aptitudes cómicas y dramáticas.

Adam Driver, en sus tiempos como 'marine'.

Mucho tiempo después, en puertas del año 2020, está a un paso del Globo de Oro, tras haber sido nominado este lunes por su extraordinario papel en 'Historia de un matrimonio' (ahora en Netflix y en algunas salas), la película en la que, junto con la no menos fabulosa Scarlett Johansson, se sumerge en las mezquindades del desamor y el divorcio. Tampoco es descabellado aventurar que el Oscar le ronda, ya estuvo entre los candidatos el año pasado, como actor de reparto en 'Un negro en el KKKlan', de Spike Lee.

El arma del lenguaje

"Una de las cosas que más me enorgullecen es haber pertenecido a los 'marines'", confiesa este desgarbado de 1,90. "En el Ejército nos juntamos toda clase de personas de los más diversos orígenes, y todos tenemos que llevar el traje limpio, hacer los mismos ejercicios, ser iguales", añade. Tuvo que dejar el cuerpo después de tres años de servicio porque se rompió el esternón en un accidente de bicicleta cuando estaban a punto de mandarlo a Irak. "No poder ir me dejó hundido".

Mantiene el contacto con sus antiguos camaradas, y con algunos de ellos creó Arts in the Armed Forces, una oenegé que representa obras de teatro para comunidades militares. "El lenguaje, la expresión, es una herramienta tan útil como un arma en el hombro. En el fondo, una compañía de 'marines' no es muy diferente de una compañía teatral".

Con Scarlett Johansson, en el Festival de Venecia, donde presentaron 'Historia de un matrimonio' en agosto. / AFP

Una vez licenciado, volvió a intentarlo en la Juilliard -esta vez con éxito- y a partir de las primeras artes que le dieron a conocer, como novio de Lena Dunham en la serie 'Girls', ya no detuvo la progresión. Los Coen lo clicharon para un papel en 'A propósito de Llewyn Davis', es el villano Kylo Ren en tres entregas de 'La guerra de las galaxias', Jim Jarmusch lo hizo protagonista en 'Paterson', Martin Scorsese lo vistió de jesuita en 'Silencio', Terry Gilliam lo convirtió en el inverosímil Sancho Panza de 'El hombre que mató a don Quijote' y hoy, además del mejor fracaso matrimonial en décadas, también tiene en cartel 'The report' (comparte reparto con su mujer, Joanne Tucker, con la que tiene un hijo), en la que interpreta a un funcionario al que le cae el sapo de investigar las acusaciones de tortura contra la CIA en los interrogatorios posteriores al 11-S. Buen soldado, se adapta a todo.

Driver, junto a Laura Dern (diabólica abogada en 'Historia de un matrimonio') y el director de la película, Noah Baumbach.AP