No se ha podido ir como ella hubiera querido, con una fiesta con sus familiares y amigos vestidos de blanco, comiendo y brindando por ella. Lucía Bosé, la gran señora de azul, la viuda de Luis Miguel Dominguín, la madre de Miguel Bosé y de Paola y Lucía Dominguín, fallecía ayer en Segovia a los 89 años por el coronavirus. «Ya está en el mejor de los sitios», escribía Miguel Bosé junto a una foto de ella en su casa de Brieva (Segovia) -localidad donde cumple condena Iñaki Urdargarín- al anunciar su fallecimiento en Instagram. El artista, que está en México, lógicamente no ha podido desplazarse para la despedida. A su lado ha estado Paola, mientras que Lucía está en Valencia. Tal como ha decretado el Gobierno, no habrá funeral.

«Para nada se sentía una mujer con 89 años, su espíritu era mucho más joven», decía ayer Lydia Lozano en Telecinco, y contaba además que recientemente Lucía Bosé estuvo con su secretaria recorriendo la comarca del Bierzo y que tenía ganas de ver el restaurado pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago, ella que tanto creía en los ángeles y hasta les dedicó un museo. No pudo ser. Se encontró mal y tuvo que regresar a su casa del pueblo segoviano de Brieva. Hace unas semanas se la pudo ver en el talent show Prodigios de TVE luciendo su desparpajo y su melena azul.

MATRIARCA / Nacida en Milán en 1931, la artista ha sido historia viva de Italia y de España durante varias generaciones. En octubre del año pasado, Lucía Bosé se dio un baño de multitud en la XIV Fiesta del cine de Roma. Fue para presentar las memorias amables que le hizo a medida Roberto Liberatori, donde repasaba sobre todo sus inicios. La actriz volvía a seducir a la audiencia soltando entonces algunas perlas del tipo: «No puedo hablar mal de Franco. Era un hombre normal, pero mi marido sí que era más franquista que Franco». En Lucía Bosé, una biografía recuerda que su «amado» Luchino Visconti, encandilado por sus rasgos, fue quien la reclutó para el cine. «‘Tú eres un animal cinematográfico’ me dijo mientras preparaba una caja de castañas confitadas».

Lucía Bosé recordó también su participación en Satyricon, la película de 1969 de Federico Fellini, a quien calificó de «adorable», a Luis Buñuel lo definió con cariño como «otro loco», y recordó sus riñas con Michelangelo Antonioni. El éxito la llevó a España, contratada por Juan Antonio Bardem para rodar Muerte de un ciclista (1955), obra clave en su filmografía y en su vida privada, ya que fue entonces cuando conoció a Luis Miguel Dominguín.

Entonces se topó con una España «50 años por detrás de Italia». Tras su unión con el torero su vida formó parte de la crónica social. Uno de los amigos del clan Dominguín-Bosé fue Pablo Picasso. De su relación con el pintor malagueño fue noticia recientemente porque las sobrinas de Remedios de la Torre Morales, -la Tata de sus hijos durante más de 50 años-, le reclamaron en los juzgados un dibujo que el artista le había hecho a la Tata en 1963. Finalmente Lucía quedó absuelta. Enérgica y vital, tuvo que lidiar con la muerte de su nieta Bimba Bosé y aunque fracasó en su intento de mantener su museo de los ángeles de Turégano, mantuvo su actividad artística hasta el final.