Pedro Almodóvar cambia la cámara por el pincel en Flores, una exposición que ha desarrollado a cuatro manos con el artista Jorge Galindo, y en el que ambos han trasladado la explosión de color y la emoción de su filmografía.

«Ha sido como una danza de complicidad», explicó el comisario de la muestra, Rafa Doctor, sobre el proceso creativo entre Galindo y Almodóvar.

Esa danza, que llevan bailando desde el invierno pasado en el estudio del pintor en Borox (Toledo), es la primera incursión en el mundo de la pintura de Almodóvar, que el año pasado ya comenzó a experimentar con la fotografía de bodegones de flores. Aquellos bodegones, ampliados, han servido de lienzo al tándem Galindo-Almodóvar que, a ritmo caótico, han pintado sobre ellos con trazos impulsivos de color, a veces con brocha, a veces con la mano, a veces lanzando chorretones de pintura sobre las imágenes de rosas, margaritas y crisantemos. Flores se inauguró el pasado jueves en el edifico de la antigua Fábrica de Tabacos de Madrid.