Ella lo tiene claro: «Con cinco años le dije a un compañero que me quería operar». Quien habla es una niña de Castelló que siempre supo que el sexo con el que había nacido no era el suyo. «Cuando me miraba en el espejo veía un doble reflejo». A sus ocho años ha superado problemas impropios de su edad, cambiando de colegio en tres ocasiones tras sufrir episodios de acoso escolar, y ha soportado reproches que jamás debieran haberse hecho: «Me preguntaban si es contagioso, algunos aún me hablan en masculino y otros dicen que soy un travesti».

«Hay mucha desinformación. Nosotros fuimos los primeros a los que nos pilló descolocados. Al principio lo vivimos con pánico», admite la madre, Carolina, que relata los comienzos de la situación de esta manera: «Los médicos aseguran que con dos años ya se empieza a verbalizar el sexo sentido, como le llaman. Ella siempre ha sido muy resuelta y enseguida quiso pintarse las uñas y vestirse como una chica, pero ni mi marido ni yo le dábamos importancia». El asunto dejó de ser anecdótico cuando con tres años la niña ya le dijo a la psicóloga que no era un chico, sino una chica.

En su primer colegio intentaron, recuerda Carolina, esconder el proceso, provocando «conflictos casi a diario. Al final, el problema es que no están preparados, nosotros tampoco lo estábamos y llegamos a pensar en mudarnos, pero confiábamos en el sistema y cuando hasta en Conselleria te dicen que los problemas eran normales, debes buscar otras soluciones». Afirma la madre que en la actualidad colaboran con tres universidades que enseñan ya a los futuros profesores a afrontar este tipo de situaciones.

Más importante si cabe que el apartado escolar se encuentra el personal. «La primera vez que fui al psicólogo con mi marido salimos llorando cuando nos contaron la cantidad de estos niños que se autolesionan o suicidan», afirma la madre. De hecho, un reciente estudio de la revista Pediatrics muestra que el 50,8% de chicos trans intenta quitarse la vida en alguna ocasión, mientras otro de la Universidad de Texas afirma que el porcentaje de jóvenes transgénero con ideas suicidas duplica el de la población general. Para arropar a su hija, Carolina se ha visto incluso forzada a dejar su trabajo: «Era diseñadora y no tengo la cabeza para crear nada».

Nombre femenino, sexo varón

Entrando en temas más banales, pero también relevantes para la pequeña protagonista de la historia, están los procesos legales. Hace medio año consiguió que en su documento de identidad figure su nombre en femenino, pese a que como sexo siga figurando que es un varón. «Para conseguirlo tuvo que acreditar en una entrevista con un juez que usaba el nuevo nombre y que es una transgénero estable (culminará el proceso hasta ser transexual en cuanto esté operada). Creo que es la niña más pequeña que lo hace en Castellón», afirma Carolina.

La madre también revela los cambios fisiológicos a los que deberá someterse su hija: «Podrá operarse cuando sea mayor de edad, pero con nueve años ya pueden bloquear la parte masculina, y con la supervisión de los profesionales irá pasando por todos los pasos oportunos. Es la parte más dura, aunque ella lo está deseando».

Con trayectoria mediática

Otra faceta de la niña —muy guapa, rubia y de ojos azules—, es que llamó la atención de varias marcas con solo nueve meses. Fue entonces cuando apareció en su primer catálogo de moda. Desde entonces ha protagonizado anuncios para Plátano de Canarias, Nocilla, Danone... Su última aparición en los medios ha sido un videoclip que se ha viralizado por medio mundo y rodará un documental con Ana Saura, hija del cineasta Carlos Saura. En resumen, una vida de película protagonizada por una familia que lucha por ser solo una familia más.

Si pasas por una situación similar o buscas más información al respecto, tanto Carolina como su marido han encontrado mucho apoyo en las siguientes asociaciones de familias trans: Chrysallis y ChrysallisNaizen