Hay un motivo primordial por el que Mia Hansen-Love se ha convertido en uno de los autores esenciales del cine europeo en menos de una década como directora: su exquisito manejo de la diferencia entre el sentimiento y la sensiblería, entre invitarnos a experimentar una emoción e imponérnosla. En películas como 'El padre de mis hijos' (2009), 'Un amor de juventud' (2011) y 'Edén' (2014) la francesa ha hablado de forma muy íntima pero increíblemente discreta de asuntos como la pérdida, el desengaño amoroso, las ilusiones rotas y los ideales perdidos, y eso exactamente es lo que vuelve a hacer en su nuevo trabajo, recibido el sábado en la Berlinale entre aplausos rotundos.

'Lo que vendrá' es la historia de una profesora de filosofía que ve cómo la vida que daba por supuesta empieza a resquebrajársele: su marido la abandona por una mujer más joven; su madre, a la que unía una estrecha relación, fallece inesperadamente; la editorial con la que trabaja decide dejar de publicar la colección de libros académicos que coordina; y la crisis económica y social que sufre Francia la empuja a cuestionarse sus valores e implicación políticos.

Todo eso, decimos, sucede envuelto de sutileza, sin momentos de clímax ni más gestos de dolor y tristeza que alguna lágrima apagada. La sobriedad de 'Lo que vendrá' es tan empecinada que por momentos se percibe algo calculada. De hecho, se echaría de menos cierta soltura de no ser porque Hansen-Love encuentra en todo momento alternativas más sofisticadas para sugerir emociones, y porque esa contención conecta a la perfección con el estilo interpretativo de la actriz Isabelle Huppert, presente en casi todos los planos de la película.

"No podría haber escrito la película sin Isabelle, y eso es algo que nunca antes me había sucedido”, afirmaba la directora ante la prensa. “Estoy segura de que ella es la única persona que podría encarnar este personaje, por la inteligencia, la espiritualidad y el humor que emanan de él". De convencer al jurado que preside Meryl Streep, el papel proporcionaría su segundo premio interpretativo en la Berlinale a Huppert, que además a lo largo de su carrera ya ha obtenido dos premios en el Festival de Cannes y otros tres en el de Venecia.

EXHIBICIÓN INTELECTUAL

'Lo que vendrá' es una obra singular también porque las películas que hacen gala de un intelectualismo tan desacomplejado no son frecuentes -aunque en el cine francés, es cierto, quizá lo son un poco más-. Hansen-Love construye un universo en el que son constantes las citas a Rousseau, Schopenhauer o Adorno, y en el que no hay almuerzo o cena que no se convierta en discusión política. La exhibición de erudición puede llegar a resultar extenuante, pero en todo caso no es gratuita. La directora la usa como vehículo para criticar la hipocresía de la generación a la que ella misma pertenece, muy proclive a dar lecciones de integridad y compromiso pero no tanto a predicar con el ejemplo.

IRA SACHS PRESENTA 'LITTLE MEN'

Nunca ha formado parte de la competición oficial de la Berlinale, pero aun así el estadounidense Ira Sachs es uno de los cineastas favoritos del certamen alemán. Aquí presentó 'Forty Shades of Blue' en el 2005, 'Keep the Lights On' en el 2012, 'El amor es extraño' en el 2014 y su último trabajo, 'Little Men', el sábado. Y se entiende perfectamente la predilección. A través de esas películas, Sachs se ha ido confirmando gradualmente como un preciso observador de las relaciones humanas y, en concreto, como un refinado explorador de los matices de los lazos familiares, la identidad sexual y la complicada naturaleza del amor. "Me fascinan los delicados vínculos que las personas establecen entre sí", asegura él. "La lucha por conectar con los demás es, en mi opinión, el tema más importante de toda la historia del arte".

Aclamada hace solo unas semanas en el Festival de Sundance, 'Little Men' se sirve de la historia de dos jóvenes cuya amistad se ve amenazada por el conflicto existente entre sus respectivos padres -esencialmente, a causa del precio por el alquiler de una vivienda- para ofrecer una penetrante reflexión sobre el fenómeno de la gentrificación en Estados Unidos. "Es un relato sobre la infancia y sobre todo sobre la amistad", explica Sachs. "En concreto, esa amistad infantil que todos recordamos, la que ha permanecido en nuestro corazón con el paso del tiempo".