En una extensa entrevista para la revista Vogue, Justin Bieber (24) y Hailey Baldwin (22) han hablado largo y tendido de sus primeros meses de casados, de su relación de pareja, del sexo, Dios y las adicciones que el cantante de Ontario dice haber dejado atrás. Muy acaramelados posan para Annie Leibovitz en la portada de la publicación. «Ella es la seguridad que siempre necesité», confiesa el enamoradísimo artista.

Y es que después de años de muchos conciertos y excesos, Bieber parece estar entregado ahora a su nueva etapa espiritual alejado de escenarios, bares de copas y fotógrafos. La culpable es su chica, por la que se saltó el año de celibato autoimpuesto. Tras un breve romance de 12 semanas se unieron en matrimonio medio en secreto el pasado septiembre en un juzgado del bajo Manhattan. Como la pareja no quería tener sexo sin pasar antes por el altar, aceleraron la boda.

Sorprenden las ideas acerca de Dios y el sexo: «Dios no te pide que no tengas sexo por él, porque tenga unas reglas y cosas así. Lo que él intenta es protegerte del daño y el dolor». Tantos años lidiando con la fama desde niño le llevaron a tener lo que califica como «un problema legítimo con el sexo». Era su vicio, una adicción que hacía mucho tiempo había dejado de proporcionarle ningún placer, relata en Vogue. Decidió entonces que no tener relaciones sexuales le acercaría a Dios.

Su última tanda de conciertos le dejaron KO y acudió a terapia de grupo. Hailey, a la que conoció hace diez años, ha sido parte de esta terapia.