Los Cayos de Florida, un conjunto de islas pequeñas a pocos kilómetros al sur de Miami, son su propio mundo. Solo se pueden recorrer siguiendo una larga carretera de dos carriles: es el único modo de llegar allí por tierra. Estás en Estados Unidos, pero su vida es vida de isla. Y el clima no es normal: es tropical. Como pasear por una sauna gigante llena de vegetación. Una sauna con mosquitos. Este cronista se preguntó durante su estancia en el paraíso cómo pueden vivir seres humanos aquí.

“Es el paraíso -dice el actor Ben Mendelsohn-, pero un paraíso que te cura y te odia al mismo tiempo”. Mendelsohn es australiano y, por tanto, sabe lo que es la naturaleza en su estado extremo, o el calor. En su país se hizo conocido como galán, pero han sido sus papeles de criminal los que le han hecho conocido en todo el mundo: sorprendió como el perturbado Pope de 'Animal kingdom' y siguió fuera de la ley en 'Mátalos suavemente' y 'Cruce de caminos'.

UNA OVEJA NO TAN NEGRA

"No somos malas personas, pero hicimos algo malo”, dice la frase más famosa de la serie.

Mendelsohn se reveló como el gran atractivo de 'Bloodline', serie de Netflix a reivindicar, en una primera temporada adictiva. Fue nominado a un Emmy(debió llevárselo) por su papel de oveja negra de la familia Rayburn, los dueños de un hotel en Islamorada, en los Cayos. Su regreso al seno familiar para celebrar el 45º aniversario del local que regentan sus padres (Sissy Spacek y Sam Shepard, casi nada) desencadena la tormenta. Nadie es exactamente lo que parece: la oveja negra tiene una escala de grises larga y sus hermanos (Kyle Chandler, Linda Cardellini y Norbert Leo Butz) no son blancos y puros.

Danny, que así se llama el personaje de Mendelsohn, gustó demasiado para no tenerlo en la recién estrenada segunda temporada, aunque era lo previsto. Si algo es este 'thriller', como nos dice el propio actor, es “una exploración de la oveja negra. Una figura recurrente en todas las familias, algo muy universal, abordado aquí en profundidad”. La pregunta principal parece: ¿una oveja negra nace o la hacen? ¿Hasta qué punto viene así de fábrica o ha sido moldeada desde la infancia?

PARAÍSO TROPICAL

El hotel de los Rayburn, The Rayburn House, es en realidad una casa de dos plantas situada en The Moorings Village & Spa, un enclave de preciosas casas de playa en una antigua plantación de cocoteros. Si eres millonario, podrás alquilarla y recrear aquí tus partes favoritas de la serie. Parece imposible que alguien pueda tener una mala infancia en un sitio como este: un pequeño tour por esta y otras casas de la villa sirve para entender cómo pueden vivir seres humanos en los Cayos.

A cubierto, se puede vivir. Durante el rodaje de una escena del quinto episodio, la prensa queda lejos de techos y cocoteros y busca formas educadas de compartir una sola sombrilla. Todo tiene que estar perfecto; cortan una rama de palmera algo mustia. A lo lejos vemos al supuestamente perfecto John Rayburn (Kyle Chandler) conversar con el inquietantemente simpático Ozzy Delvecchio, encarnado porJohn Leguizamo, uno de los grandes actores añadidos a la segunda temporada. “Ozzy -explica John tras acabar de rodar- es un personaje del pasado de Danny. Un amigo suyo. Bueno, no sabría decir si soy un amigo, pero el caso es que compartimos mucho juntos; hay flashbacks a nuestra relación”.

El personaje de Danny aparece en estos nuevos capítulos solo en 'flashbacks'. La serie comparte creadores con 'Daños y perjuicios', aquel sugestivo drama legal con Glenn Closecomo letrada de uñas afiladas. Y como en aquella, se usan muchos recursos temporales: 'flashbacks' que se despliegan de forma gradual, 'flashforwards', información de pasado y futuro dosificada en astutos pellizcos.

REMINISCENCIAS DE URGENCIAS

Si colocas juntos en una serie a John Leguizamo y Linda Cardellini, lo normal es tener 'flashbacks' de 'Urgencias', en la que coincidieron en una ristra de episodios entre el 2005 y el 2006. El primero hacía del doctor Víctor Clemente, un ambicioso médico de cabecera, mientras que Cardellini era, por supuesto, la enfermera Samantha Taggart. Lo fue durante 128 capítulos.

Leguizamo duró 12. Y no parece echarlo de menos: “Aquello era demasiado: nunca he trabajado de una forma tan salvaje como en 'Urgencias'. A veces podía rodar tres episodios al mismo tiempo, durante 16 horas al día. Por poco no acaba conmigo. Aquí me dejan improvisar, mientras que en 'Urgencias' había que llamar a los guionistas para aprobar el cambio de una sola palabra. Esto es más relajado”.

Tan relajado que, aunque suene a tópico, el equipo parece una gran familia. Y los actores hablan contigo no solo durante el tiempo reservado a las mesas redondas, sino en pequeñas pausas de rodaje.Cardellini, en particular, es un encanto. Mientras espera para rodar una escena en el exterior de un juzgado (en realidad un centro cultural y gubernamental en Cayo Largo), se acerca a los periodistas para seguir la charla. Sobre cualquier cosa: 'Bloodline', el tiempo, el catering, o 'Mad men', en cuya última temporada hizo de amor de Don Draper. “También fue un poco reunión, porque había trabajado antes con Jon Hamm. Y con Vincent Kartheiser [el tremendo Pete Campbell], en una película con Andy Garcia que se llamaba 'Secretos ocultos”.

PERSONAJES A FUEGO LENTO

‘Bloodline’ ha confirmado a Ben Mendelsohn como buen malo, aquí malo con matices. Nada sorprendente. Quizá más novedoso haya sido ver a Kyle Chandler, antaño el perfecto hombre americano, dando vida a un personaje de más de una y de tres piezas. Si en su papel del entrenador Taylor en 'Friday night lights' (por el que ganó un Emmy en el 2011) se marcaba discursos de lo más inspiradores, aquí inspira, sobre todo, temor. Adiós al 'Mr. Nice Guy'.

“Pero eso no fue lo que más me atrajo de meterme en esto”, diceChandler, a quien hemos visto también en 'Super 8', 'Argo' y, hace poco, el exquisito drama 'Carol'. “Fue ver su serie anterior, 'Daños y perjuicios'. Eso fue lo que me convenció. También la paciencia que querían mostrar a la hora de establecer a los personajes, algo que sigue en la segunda temporada. Se crean nuevas relaciones a partir de nuevas mentiras y nuevas verdades; se revela más del pasado, que hace que te des cuenta de que, en realidad, cuesta saber algo a ciencia cierta con esta familia”.

“Relaciones que creías que son sólidas dejan de serlo”, decía momentos atrás Cardellini en la misma sala de reuniones. En definitiva, la maraña de lealtades familiares-personales en la que se basa la serie seguirá enredándose hasta el infinito. 'Bloodline'también podría haberse llamado 'Todas las familias son psicóticas', como aquella novela de Douglas Coupland.