Si hay un personaje con el que Carlos Areces ha tenido menos problemas para interpretar, este ha sido el que encarna en 'El pueblo'. En esta telecomedia de Tele 5 (que actualmente emite la platafoma Amazon Prime Video) es Juanjo Soler, un urbanita empedernido que se ve obligado a vivir en el campo. Un infierno para él, y para el propio Areces, quien tuvo que vivir varios meses en un ficticio pueblecito abandonado en lo más recóndito de Soria. Ni que decir tiene que el conocido actor madrileño borda el papel sin ningún esfuerzo.

«Me he adaptado a la vida en el pueblo igual de mal que mi personaje… A las dos semanas que tienes que vivir sin cobertura de teléfono, ya no hay amigos: era la ley de la selva por un palito de cobertura en el móvil… Y nos pasamos allí cuatro meses…», explica el actor de 43 años, quien revive esa experiencia como un mal sueño. «De un tirón, yo he estado allí tres semanas sin salir. La sensación general es que vives en una burbuja.

Creada por Alberto Caballero ('Aquí no hay quien viva', 'La que se avecina'...), 'El pueblo' narra las peripecias de un grupo de urbanitas (interpretados por Ruth Díaz, Santi Millán e Ingrid Rubio, entre otros actores) que, por diferentes circunstancias, deciden mudarse a un recóndito pueblecito.

¿Quién es su alter ego en la comedia 'El pueblo'? Juanjo es un personaje acostumbrado al ambientillo de Marbellla y la 'jet set', pero que se le hunde la vida familiar, se divorcia, tiene un pufo laboral y no le queda más remedio que salir corriendo. Y lo primero que tiene a mano es lo del pueblo, pero con la idea de volver a su existencia de siempre a la que se estabilice su vida. Ante este panorama, obviamente, se adapta muy mal a la vida rural.

Y por lo que cuenta, usted también lo ha llevado mal... Es que, en el rodaje, realidad y ficción se van mezclando sin solución de continuidad… Cuando tu propia casa, en la que estás viviendo en el mismo pueblo durante el rodaje, es el 'set' de rodaje, o sea el escenario de la ficción, es difícil distinguir en qué mundo vives… Y la situación llega a pesadilla cuando no puedes ni salir de tu casa porque te han tapiado las puertas para grabar unos planos. En fin, la verdad es que lo he llevado mal… Además, mi casa en el pueblo no tenía cortinas y a las seis de la mañana ya entraba un sol de miedo, Encima, en el piso de abajo no hay ventanas al exterior, y los techos son bajísimos, y me he comido cada hostia subiendo y bajando las escaleras... Como ve, sí, lo llevé mal…

Algo positivo habrá sacado... Bueno, sí, lo positivo es que los fines de semana que te tocaba quedarte eran más tranquilos, y eso me ha permitido que, en estos meses, me haya leído más libros que en todo un año…. Es lo que tiene.

Desde el 2017 protagoniza otra telecomedia en Tele 5, 'La que se avecina'. ¿Tiene algún punto en común con 'El pueblo'? Son muy diferentes. Y la principal diferencia es que en 'La que se avecina' los personajes, o son unos cabrones o unos mongoles. No hay personajes positivos, y todo está impregnado de un humor muy negro. En cambio, en 'El pueblo' no todo es humor desaforado, ni todos son personajes negativos… Bueno, mi personaje sí es negativo, pero eso ya es algo habitual en Carlos Areces: todos sus personajes son negativos.

¿Tan cafre es Juanjo Soler? Bueno, es cierto que tanto la actriz María Hervás [su pareja en la serie] como yo hemos llegado a pensar que, a medida que pasan los episodios, mi personaje sí que provoca un cierto punto de cariño, y que al final y pese a todo, pueden ser una pareja feliz.

¿Cómo ha sido trabajar con María Hervás? Con María me he llevado fantástico gracias a Dios, porque si no, hubiera sido horrible. Y eso que no la conocía, no había trabajado nunca con ella, pero hemos congeniado en las grabaciones, especialmente en las improvisaciones.

¿Hay escenas improvisadas en esta serie? Sí, es que, después de grabar la toma buena, tal como marca el guion y el director, hacíamos la misma, pero con total libertad, improvisando, y la verdad es que eso es muchísimo más divertido.

¿Y qué ha aprendido de su experiencia en 'El pueblo'? Lo que he aprendido después de esos meses es que necesito la cobertura del móvil como el aire para vivir. Yo soy un urbanita. Eso sí, mi sueño es vivir en un chalet rodeado de 200 metros cuadrados de jardín y sin vecinos, pero, claro está, con una condición: en pleno Callao.