El rapero norteamericano Chris Brown, que ya fue condenado por malos tratos contra su expareja la cantante Rihanna, ha vuelto a meterse en problemas con la justicia. Esta vez, supuestamente, por amenazar a una mujer a punta de pistola.

En una espectacular operación en la que no han faltado tampoco las cámaras, la policía de Los Ángeles ha arrestado al cantante en su casa, durante la madrugada del miércoles, después de recibir unas horas antes la llamada de una mujer que dijo que el rapero le había amenazado con una pistola tras una discusión, motivo por el cual abandonó la casa.

Antes de la detención como sospechoso de asalto con un arma letal, el propio Chris Brown colgaba en Instagram varios vídeos en los que contaba cómo los agentes estaban registrando su vivienda, situada en Tarzana, una zona residencial al noroeste de Los Ángeles.

"NO VAN A VER NADA, IDIOTAS"

Chris Brown, que se mantuvo en su hogar mientras la mansión era rodeada por la policía a la espera que el juez autorizara la orden de registro, publicó varios vídeos en su perfil de Instagram en los que aseguraba no haber hecho nada y en los que criticaba la irrupción de los agentes: "Buena suerte. Cuando consigan la orden judicial o lo que necesiten, van a entrar directamente aquí y no van a ver nada, idiotas". Además, lanzó comentarios que enlazaban su "persecución" con el movimiento Black Lives Matter, que relaciona la violencia policial con la persecución a los negros en Estados Unidos. "La policía es la peor banda del mundo", ha dicho.

UN LARGO HISTORIAL

A lo largo de los últimos años, Chris Brown ha tenido varios encontronazos con la ley por su conducta violenta. El año 2009 fue declarado culpable de agredir y proferir amenazas de muerte contra la cantante de Barbados Rihanna, que entonces era su pareja.

Posteriormente, en el 2013, violó su libertad condicional al agredir a una persona en Washington, un incidente por el que fue condenado a un año de cárcel. Este mismo verano, Brownfue denunciado por el propietario de una villa de Ibiza por el presunto impago de una semana del alquiler de la finca, 26.000 euros, y los desperfectos provocados en el mobiliario durante su estancia con unos amigos.