"La cara de Leonardo que ha pasado a la historia no se corresponde con la del genio del Renacimiento, no es la que creemos",explica el presentador del concurso 'Pasapalabra', el madrileño Christian Gálvez, que ha publicado 'Leonardo da Vinci, cara a cara' (Aguilar), un ensayo en el que ha plasmado una extensa investigación junto con grandes expertos, antropólogos forenses como Francisco Etxeberría, genetistas, cirujanos plásticos y especialistas italianos en arte.

Todo para concluir que el rostro dibujado de Leonardo Da Vinci que ha quedado para la historia es una interpretación "que llegó con el Romanticismo, en el siglo XIX" y que el genio florentino se correspondería más bien con una tabla que apareció en Lucano en el 2009. En el libro, que se publica esta semana, se repasan todas las teorías que eruditos, historiadores y expertos en arte han elaborado en torno a la imagen del polímata más conocido de la historia de la humanidad.

Galvez, de 37 años, lleva más de ocho años investigando sobre ese periodo "fascinante" de la historia y ha publicado hasta ahora dos novelas históricas bien acogidas por los lectores. 'Matar a Leonardo da Vinci' fue su debut literario, al que siguió 'Rezar por Miguel Ángel'. La trilogía se cerrará con 'Salvar a Rafael'.

El propio presentador, marido de la exgimnasta Almudena Cid, ha explicado que le han nombrado "especialista de Leonardo a nivel mundial". De esta manera, participará en la exhumación del genio, en la recuperación de su ADN. "La idea es hacer una reconstrucción facial", ha explicado.

COMO UN TESORO EN TURÍN

Aunque ya no sería su autorretrato, sí que fue el propio Da Vinci quien dibujó ese retrato, aunque podría haber hecho mucho antes de lo que el arte le atribuye: "Siempre se ha creído que lo pinto a los 63 años sin embargo ahora los historiadores dicen que ese trazo pertenece a una etapa muy anterior" ha explicado Pablo Ortiz de Zarate, experto en arte.

El dibujo se encuentra en la Biblioteca Real de Turín, donde lo conservan como un tesoro. Permanece en los archivos dentro de un expositor de climatología controlada con sensores de humedad y temperatura. A pesar de estos cuidados, el dibujo está desapareciendo del papel por la mala conservación en el pasado y por la exposición a la luz. Por eso casi nunca se muestra al público.