Taylor Swift cumplió 30 años el viernes en la cima como cantante, compositora, famosa e icono de la década que despedimos, en la que ha sido capaz de combinar el éxito de masas con el reconocimiento a su trabajo para dominar la cultura pop. La aparición de la artista de Pensilvania en los American Music Awards (AMAs), apenas unas semanas antes de su cumpleaños, se convirtió en una celebración a toda su carrera: recibió el título de Artista de la Década 2010-2020, que la situó en una posición de honor compartida con Elvis Presley (1950), los Beatles (1960), Stevie Wonder (1970) y Michael Jackson (1980).

«Esta industria es muy rara, vas arriba y luego abajo, a veces te sientes mal contigo mismo, pero hay gente que te apoya siempre. Gracias a los fans que han estado 15 años conmigo», dijo. Es imposible recordar esta década sin Taylor Swift. Y a Swift sin viajar 10 años atrás hasta la gala de los premios MTV del 2009. Allí, sin quererlo, la cantante entonces desconocida protagonizó uno de los momentos más repetidos del imaginario pop: cuando recogía su premio, Kanye West interrumpió su discurso para decir que era Beyoncé quien merecía el galardón.

LA ARTISTA DE LA DÉCADA / Justamente 10 años después de aquel espectáculo, la artista fue la protagonista de los American Music Awards en una gala que la coronó como la «artista de la década». Esta década ha visto cómo Swift se desprendía de la etiqueta de chica del country para conquistar el mundo, al que puso a bailar con Shake it Off, a cantar al desamor con We Are Never Ever Getting Back Together y a disfrutar de sus polémicas con West en Look What You Made Me Do. En este tiempo, ha sabido hacer de su pop un instrumento con el que contentar a los críticos y también a quienes se regocijan con los cotilleos: su ruptura con Calvin Harris o enfrentamientos con las Kardashian han sido inspiración recurrente.

Swift ha aprovechado su posición para ser altavoz de causas sociales o posicionarse políticamente. Según ha ido creciendo, ha dejado atrás la sospecha de que era cómplice de las élites conservadoras para apoyar posiciones feministas y pedir tolerancia hacia el colectivo LGTB. «No creo que a un hombre se le pregunte por esto cuando cumple 30 años», respondió Swift cuando en una entrevista cuestionaron si, por su cumpleaños, llegaba el momento de «formar una familia». Tampoco hay que olvidar su himno LGTB You Need to Calm Down, en el que pide a los intolerantes «que se calmen» porque «nunca el odio hizo a nadie menos gay».

Este año ha sido especialmente intenso para la artista. Por problemas legales con su antiguo sello musical no posee los derechos de sus antiguas grabaciones. Ella misma lo reveló en una publicación titulada Ya no sé qué más hacer, en la que reconoció las dificultades para interpretar sus temas en su propio homenaje por un conflicto con los empresarios Scooter Braun y Scott Borchetta, quienes compraron por 270 millones de euros su antigua discográfica, Big Machine Label. Ella posee la propiedad de las letras pero no de las grabaciones.