Cristina Pardo, la periodista navarra que sustituye a Antonio García Ferreras en 'Al rojo vivo', y responsable de la información del PP en La Sexta, se estrena este domingo, 9 de abril, como presentadora titular con 'Malas compañías' (21.30 horas), programa que, en dos entregas, ofrece un retrato de la corrupción valenciana desde el prisma de los implicados de bajo nivel.

¿Qué vamos a ver en 'Malas compañías'? Gente que tira de la manta; me ha resultado muy reconfortante, después de tanto tiempo detrás de políticos salpicados por la corrupción a los que nunca les constaba nada ni conocían a nadie. Por primera vez me he enfrentado a gente que me ha reconocido que ha robado y cómo lo hacían. Y eso me ha parecido impactante.

-¿Qué sensaciones ha tenido en su debut como presentadora absoluta de un programa?

-Lo primero, la oportunidad de trabajar con Jordi Évole y su equipo de 'Salvados' en un formato informativo sin tener que ir atropellada. Su manera de trabajar me ha parecido espectacular. También me ha parecido muy interesante el formato en sí, porque habitualmente entrevistamos a políticos que no tienen tiempo o te intentan tomar el pelo. Y yo tengo poca paciencia. Estas personas se te sentaban y tú tratabas de que se abrieran para contarte todo. He aprendido a ser pausada y quedarme en silencio, porque la gente lo tolera mal, no lo aguanta y siente la necesidad de hablar.

-¿Qué aportan estos personajes anónimos salpicados por la corrupción?

-Lo que más me ha impactado es que ellos tenían una vida completamente normal hasta que se les cruzó un político, como Juan Cotino o Rafael Blasco, y su vida se fue al garete. Todos ellos están imputados, a la espera de juicio, y les piden un montón de años de cárcel.

-Pero ellos no son inocentes, no son víctimas…

-Estamos hablando de gente que para la fiscalía son cooperadores necesarios y que algunos de ellos se definen como los tontos útiles. Firmaron documentos comprometidos y el fiscal dice que no podían ignorar lo que firmaban. Pero antes de eso eran gente normal que no habían tenido ningún problema ni relación con la política.

-¿Pero reconocen el mal que han hecho?

-Sí, pero lo envuelven en que cuando se les acerca el político les dice que van a hacer el proyecto de su vida. A un técnico de Canal 9 le dicen que va a organizar la retransmisión de la visita del Papa, o a una persona que se dedica a la cooperación internacional le prometen que le van a avalar un proyecto de millones de euros en Haití. Se ciegan ante eso y deciden firmar. Da la sensación de que en parte se sirvieron de la Administración aunque ahora renieguen. Se subieron a un barco porque les interesaba.

-¿Alguno de ellos se considera corrupto?

-Esteban Cuesta, uno de nuestros entrevistados más potentes, cuenta con todo detalle cómo robaban. Llegó a cobrar 25.000 euros cada mes. Este sí que reconoce que es un corrupto, aunque se mostraba muy susceptible e incómodo con los términos que yo empleaba, como saqueo o robo. Tuvimos que parar la entrevista cuando le pregunté cuánto dinero calculaba que se había llevado. Le molestaba la pregunta.

-¿Influía en ellos al ambiente general de impunidad que había en Valencia?

-Yo creo que ellos se veían como pequeñas piezas del puzle a las que no les iba a pasar nada. Pero hemos entrevistado al fiscal anticorrupción de Valencia y es una de las entrevistas más escandalosas que he hecho en mi vida. Nos contó que fue con la policía a la casa de un político para hacer un registro y detenerle y se le encontró esperándole duchado, peinado y con dos bolsas de basura con papel triturado a la puerta de su casa. Le dijo: “Aquí tienes lo que buscas”. Es vergonzoso que pase esto.

-¿Cree que llevar la firma de la productora de Jordi Évole animará a la gente a ver este programa?

-Sí. Yo no podría tener mejor padrino para mi debut.

-¿Por qué piensa que la han elegido a usted?

-No lo sé. Nunca me lo he preguntado ni tampoco se lo he preguntado a Jordi.

-¿Nadie le ha dicho que tiene ese estilo guerrero, agresivo e incisivo de Ana Pastor?

-Guerrera sí me han dicho, y eso me parece bien. Va en mi carácter. A mí me gusta ir a la contra y meter el dedo en el ojo.

-¿Qué le parece que en el PP llamen a su cadena 'La Secta'?

-Eso es una cosa que solo se atreve a decir en público Esperanza Aguirre. Yo cubro el PP y la mayoría de la gente me trata con mucho respeto, el mismo que yo les tengo a ellos. Creo que poco a poco han ido entendiendo que La Sexta es una cadena en la que ellos tienen que salir para que luego no se puedan quejar de que otros partidos salen más.

-Usted se ha puesto el apodo de Karanka en Twitter como sustituta de Ferreras en 'Al rojo vivo'…

-Bueno, me lo quité cuando Karanka se independizó de Mourinho.

-¿Es qué se parece en algo Ferreras a 'Mou'?

-Bueno, a él le gusta Mourinho. Los dos tienen por lo menos una cosa en común, y es que ambos tienen muchísima personalidad. Y a mí me encanta la gente con personalidad y con carácter. De todos modos, me quité lo de Karanka porque me daba pena. Él había triunfado ya en solitario y me sabía mal decir que seguía siendo un segundón. Karanka sabe que me encantaba el sobrenombre y eso le hacía mucha gracia. Un día me trajeron un autógrafo suyo dedicado. Ponía: “Para Cris Karanka Pardo de Aitor Karanka”. Pero él ha volado más rápido que yo.

-¿Qué virtudes se ve para haber llamado la atención de Évole?

-Creo que mi principal cualidad es que soy muy trabajadora.

-El otro día su padrino periodístico, José María García, le dijo en Onda Cero que usted había sido capaz de sobrevivir hasta a Ferreras. ¿Cómo se lo tomó?

-Me lo tomé como 'si no lo dice revienta'. Y no le di más importancia. Lo que importa es la opinión que tenga yo de Ferreras, y no la de García. Pero teniendo en cuenta que le había oído el día anterior en una emisora hablar de sus dueños como lametraserillos y abrazafarolas, pues me pareció muy 'light'.

-¿Estamos asistiendo al nacimiento de una nueva Ana Pastor en La Sexta?

-¡Uf! Creo que no. Ana tiene una personalidad muy marcada y una imagen de periodista seria y rigurosa. Aunque a mí me gusta el rigor, yo tiendo más al humor, como dice Ferreras. Nunca me he visto parecida a alguien en especial.