A la espera de la llegada de los dos guapos oficiales de Hollywood que ha reunido Quentin Tarantino para su última locura filmada, hablamos de Leonardo DiCaprio y de Brad Pitt, la pasarela del 72º festival de cine de Cannes ya funciona a pleno rendimiento. Y con la gala de inauguración presentada por unos combativos Javier Bardem y Charlotte Gainsbourg, con dardos envenenados dirigidos a Trump, llegó el paredón de los fotógrafos trajeados para no perder detalle de todo lo que se pone de tiros largos.

Después de tener en vilo a sus seguidores con sus altibajos varios, esta edición ha sido la del regreso bajo los focos de la actriz y cantante Selena Gomez, que aparece en la película de zombis que ha hecho Jim Jarmush con la que se abrió el festival. «Me aterroriza hasta qué punto los jóvenes se exponen en las redes sociales y del peligro de la gente que no recibe la información adecuada y no está al corriente de las noticias», decía ayer la joven, de 26 años, en una rueda de prensa, vestida de Chanel. Pues bien, lo mejor que puede hacer estos días es no mirar los comentarios sobre sus estilismos, porque los dos vestidos Louis Vuitton que lució, uno corto y otro largo pero los dos blancos, no han pasado el corte. «Lo único que la salvaba era el collar de Bvlgari que lucía en el cuello», ha sentenciado Vogue.

El blanco es, por lo visto sobre la moqueta roja, el color de esta primavera. De blanco se ha visto también a una espectacular Alessandra Ambrosio, la modelo brasileña. Eva Longoria optó por un vestido de Alberta Ferretti un strapless rosa cuyo bustier bordado con lentejuela marcaba su silueta. Con un etéreo Dior verde esmeralda desfiló Julianne Moore, que es embajadora de L’Oreal. Nieves Álvarez acudió a la première con un vestido de lentejuelas de Elie Saab. Y la que dejó el listón muy alto es la actriz norteamericana Elle Fanning, la más joven del jurado, con un vestido satinado de Gucci, con escote en uve, sobrefalda con bajo asimétrico, hombreras pronunciadas y efecto capa.