Fin de semana consagrado a la moda en Milán. Y por permiso de Giorgio Armani y sus refinadas damas, los que han vuelto a dar la campanada con sus dos puestas en escena han sido Domenico Dolce y Stefano Gabbana. El sábado con los brillos de sus vestidos, haciendo honor a esa frase tan publicitada de que los diamantes son para siempre.

Lentejuelas y transparencias para unos unos vestidos que brillaban a su paso bajo una bola de cristal. Y el siguiente pase, el del domingo, ha sido un derroche de colorido. Lo han titulado 'Fashion Devotion', devoción por la moda, y han vuelto a utilizar todas sus armas: el trote de los 'millenials' y los vestidos llenos de color, los estampados de cebra, las imágenes religiosas, los rojos emplumados, las 'madonas' de negro y rejilla, las reinas y los príncipes de la noche... todas ellas (y ellos) saliendo de una puerta decorada con angelotes y reflejos dorados. Un espectáculo visual y pop muy apto para 'instagramers'.

El que se ha mostrado muy crítico con los desfiles de moda convencionales ha sido Tommy Hilfiger. "Se han convertido en algo aburrido y en general están anticuados. Y eso es precisamente por lo que hago lo que estoy haciendo con los míos, los estoy cambiando", ha asegurado el estadounidense antes de su presentación en Milán. Su firma fue una de las primeras en apostar por el see now bay now (lo veo lo compro).

En Milán Hilfiger presenta lo que en su marca denominan un “desfile experiencial”, con ropa masculina y femenina que por cuarta llega vez con un formato diferente y con gran presencia en redes sociales e inventos tecnológicos para permitir su adquisición. “Creo que las redes sociales están aquí para quedarse, es un vehículo increíble para nosotros como marca para llegar al consumidor, pero al mismo tiempo también lo es para que sepamos lo que está ocurriendo en el mundo de la moda, el arte, la música, el entretenimiento”, comenta.