Con gabardina y bombín, bajo una lluvia torrencial de verano londinense, Felipe de Edimburgo celebró el miércoles a la entrada del Palacio de Buckingham, el último acto oficial de su carrera. A los 96 años, el marido de Isabel II puso punto final a sus obligaciones públicas en un acto con las tropas de la Royal Marines. La despedida de quien ha alcanzado el récord de longevidad de los príncipes consortes británicos. A lo largo de 65 años a la sombra de la soberana, quien no hace mucho se describió a sí mismo como “el experto mundial en inauguración de placas”, ha atendido en solitario 22.219 compromisos desde 1952 y otros muchos miles junto a su esposa.

El apuesto cadete de la Royal Navy, que a los 18 años conquistó el corazón de la futura reina de sólo 13, ha efectuado 637 visitas oficiales al extranjero y ha pronunciado cerca de 5.500 discursos, según el balance divulgado por el palacio de Buckingham. Una vida al servicio de la Corona, siempre un par de pasos detrás de la soberana, manteniendo las distancias constitucionales. Isabel II le describió en una ocasión como, "mi fuerza y mi sostén, todos estos años". Él, por su parte había dicho, "mi primero, segundo y último empleo es apoyar siempre a la reina".

Felipe de Edimburgo, en su papel de capitán general de los Royal Marines. / POOL (REUTERS)

Nacido en Grecia, su matrimonio en 1947, del que se cumplirá siete décadas y las bodas de platino en noviembre, le obligó a cambiar de nacionalidad, de apellidos paternos y más tarde, con el ascenso al trono de la joven princesa, a abandonar su carrera militar. Aficionado al polo y a la navegación, se cualificó como piloto de la Royal Air Force y obtuvo los permisos para pilotar helicópteros y aviones privados. Esposo infiel, aunque discreto en sus aventuras amorosas (se le ha relacionado con duquesas, princesas, actrices), de carácter altivo y genio vivo, el Duque de Edimburgo ha acatado sin embargo con disciplina los deberes y rituales que marcan año tras año la tradición en la vida de la familia real británica. Ha sido, “el miembro más ocupado de la familia real”, según su biógrafo Gyles Brandreth. “Cada año, él y la princesa Ana (su hija y preferida), se disputaban para saber cuál de los dos había hecho más. Creo que todo eso le va a faltar”.

Patrono y presidente de 785 organizaciones, que seguirá apoyando ahora, estamos “ante un hombre que siempre ha puesto por delante a su país por encima de todo”, según el diario conservador Daily Telegraph. La primera ministra, Theresa May, le dio “las más profundas gracias” y le ofreció “los mejores deseos” para el futuro, en nombre de la nación. El líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, le deseo, “todo lo mejor en su bien ganado retiro”.

El Duque de Edimburgo, acompañado por varios oficiales. / HANNAH MCKAY(REUTERS)

Pero el duque de Edimburgo ha sido desde hace mucho tiempo bien conocido por sus exabruptos en público y su humor de discutible gusto, o decididamente fuera de tono. En su haber cuenta meteduras de pata célebres, rozando lo ofensivo. "Si estáis aquí un poco más de tiempo, acabaréis todos con los ojos achinados", le comentó a un grupo de estudiantes británicos durante una visita a China. "Usted es una mujer, ¿verdad?", le preguntó en otra ocasión a una admiradora local en Kenya, que le ofrecía un pequeño regalo. En un encuentro con un profesor de autoescuela en Escocia se interesó por saber, "cómo mantiene a los nativos apartados de la bebida el tiempo suficiente para pasar el examen".

A un rico residente en las islas Caimán, le preguntó si "la mayoría de ustedes no descienden de piratas". Contrariado porque el trabajador de un párking en la Universidad de Cambridge no le había reconocido, aludió a él como ese "maldito, estúpido, loco", y cuando un niño de 13 años le dijo que de mayor quería viajar al espacio le respondió, "eres demasiado gordo para ser un astronauta". Las anécdotas de este tipo son incontables y forman parte de su leyenda particular.

El pasado mes de mayo se anunció la ‘jubilación’ del príncipe, que ahora se ha consumado. Un mes más tarde hubo de ser hospitalizado brevemente, "como medida de precaución". En el 2011 había sido ingresado por un problema coronario y un año después, por una infección. Felipe de Edimburgo seguirá a partir de ahora acompañando a la reina en algunos actos públicos. A sus 91 años, Isabel II mantiene intacta su agenda de actividades y compromisos.