Roberto Enríquez, nombre real de Bob Pop, es uno de los referentes más respetados del colectivo LGTBI en España. Ha sido invitado por el Gobierno de Canarias a ofrecer una conferencia on-line con motivo de la celebración del Orgullo Gay 2020.

—En tiempos de reivindicar banderas, como es la celebración del Orgullo, le viene a uno a la cabeza cómo una parte de la sociedad se ha apoderado del país.

—Sí, lo que pasa es que cuando decimos que unos se han apoderado de la bandera olvidamos que esa bandera siempre les ha pertenecido. Yo creo que el conflicto está en una parte de la izquierda por no dejarse arrebatar esa bandera por los de siempre, que siempre han usado esa bandera para aplastar y golpear con su mástil a quienes no estaban de acuerdo porque siempre han pensado que el país les pertenecía, y lo mismo que el país la bandera. Y además no lo han pensado mal porque tienen razón: el país es suyo, la bandera es suya… Otra cosa es que nosotros queramos hacerles el juego o nos aferremos a otras banderas como la empatía, la justicia social, la sanidad pública, la igualdad…

—¿Se debe echar mano del activismo punk? Se lo pregunto porque el colectivo LGTBI y parte de la sociedad tendrá que ponerse a la altura de quienes han extremado sus discursos en contra de las libertades de todos.

—Es muy complicado esto. Yo soy muy partidario del activismo, incluso del activismo punk, pero es que a mí por ejemplo lo más punk hoy me parece la solidaridad de los barrios; todo ese trabajo que se ha hecho para los bancos de alimentos, para los cuidados mutuos. A mí los cuidados mutuos me parecen muy punk, sobre todo porque es una forma de demostrar que no estamos pidiendo limosnas o que nos ayuden a sobrevivir sino que nos estamos cuidando entre todos y nos estamos haciendo fuertes para poder tomar las calles cuando nos den permiso. Permiso médico me refiero.

—Canarias es reconocida como una región bastante tolerante. ‘Canarias Orgullosa’ es precisamente el lema del Gobierno de Canarias para este Orgullo Gay del 2020.

—Odio el término tolerancia porque parece que incluye una especie de permiso o de perdón de una autoridad moral que yo no estoy dispuesto a asumir. Pero por mi experiencia sí creo que Canarias tiene algo muy abierto, a gente tan importante como Carla Antonelli, Celeste o Pedro Zerolo, y siempre que he estado ahí me he sentido muy libre y muy bien tratado. Canarias tiene además toda una historia de calle y de vida; es un buen sitio donde mirarse para pensar hacia dónde tenemos que ir.

—Un archipiélago que venera una Gala Drag, que ha sido cuna de Paco España; tierra donde ha nacido gente como Zerolo y recibe millones de turistas LGTBI cada año… Canarias presume sin complejos de ser muy ‘marica’, eso que se llama oficialmente ‘gayfriendly’.

—Y muy travesti. Canarias es uno de los pulmones del movimiento. Un buen respiradero que, como en todos los sitios, tendrá que avanzar pero yo la experiencia que he tenido durante mis intervenciones con mi pieza teatral para los colegios, Días ajenos…, fue súper bonita por ver la implicación de los chavales y las chavalas. Me pareció que había un punto de partida y de cultura y de convivencia muy bonito.

—Carla Antonelli siempre dice que el activismo transexual dejará de ser prioritario cuando en una panadería nos atienda una persona trans con absoluta normalidad.

—Completamente de acuerdo. Yo lo menciono también en mi espectáculo: a mí hay algo que me parece muy importante y es que los referentes que tengamos en el colectivo LGTBI no sean referentes de éxito masivo y de éxito popular; el éxito es que seamos quienes queremos ser siendo también gente trabajadora, con los mismos derechos y la misma posibilidad de felicidad que quien es popular o tiene éxito.