La tercera jornada de la Madrid Fashion Week llegó ayer con el diseñador Hannibal Laguna, que recuperó algunos de los hitos de la «casa» en una colección en la que los estampados y los botines actualizan los vestidos de noche. Además, Roberto Torretta volvió a hacer filigranas con el cuero para definir a una mujer femenina y muy elegante.

Laguna se encargó de abrir el día en la pasarela madrileña con una colección de fiesta para el invierno, pero válida para cualquier época del año «desde México a Dubai». Phantasize es el título de una colección extensa, con vestidos con estampados abstractos, una colección diferente a la que incorpora un juego de rayas verticales y al bies que actualiza sus primorosos bordados tridimensionales en cristal.

la estrella, el falla / Espaldas transparentes sobre tules invisibles con flores de terciopelo rompen el estigma de este tejido, habitual de los días de invierno, pero que el diseñador quiere incorporar a cualquier época del año. «También se utiliza en climas cálidos desde México a Dubái. No puedo pensar solo en una mujer invernal. Muchas de mis clientas disfrutan de una temperatura cálida todo el año», dijo el diseñador. El tejido estelar de la colección es el falla, habitual en las prendas de Balenciaga, «una maravilla que por sí solo se arma al andar», explicó.

Recuperó hitos de su costura de los 80 como los corpiños sobre bodies de doble crepé. Las combinaciones de organzas y satén con dibujos bidimensionales cambian por completo su historia a la que añade, a partir de ahora, combinaciones de colores en las faldas con tonos azul, mostaza y albero. Las mangas ganan en volumen, ya nazcan de escotes asimétricos o cuello a la caja. Diseños que alterna con sandalias y botines de media caña para transformar unos vestidos de fiesta a los que imprimen «juventud y un punto canalla y roquero».

El desfile comenzó con un «fashion film», un elemento con el que Hannibal Laguna invita a reflexionar sobre el «no» como respuesta positiva. «Los finales felices y los buenos principios pueden empezar con una negación», concluyó. Poco después Roberto Torretta consiguió, en su propuesta para el otoño-invierno 2020-21, que la elegancia en la mujer sea un don natural, un objetivo sin proponerselo.

La fuerza y la calidad de sus diseños residen en un patrón que tiene el cuero como protagonista en vestidos chocolate, donde traslada la manga farol a la altura de codo, una pieza con mucho vuelo y con un guiño al fajín de un esmoquin en el cinturón. Los años 70, una época que «encanta» al diseñador, como destacó, es el punto de partida, un concepto estético que queda reflejado en botas altas y tacones anchos y en pantalones de pata de elefante.

Los trajes están muy presentes con chaquetas largas, a veces cruzadas que combina con shorts. Los vestidos de distinto largo, mini y lady, en lavanda es otro de los aciertos. Mínima la concesión al estampado que reproduce en rojo y negro y en un suave amarillo. Las gabardinas se adornan con volantes que nacen desde el hombro hasta la muñeca, un aderezo que el diseñador también reproduce en blusas.

Tal y como empieza a ser habitual en el mundo de la moda, Torretta se siente comprometido en medio ambiente e introduce piezas de lino-lana ecológico en tonos crudos y deja para la noche los plata, el negro y el cuero un material que trabaja con destreza, que moldea a la perfección hasta conseguir unos magníficos esmóquines. Las joyas de Antonio Zuñiga de perlas de agua dulce naturales añaden sofisticación y delicadeza a cada look.

A continuación, Custo Barcelona llegó con sus trabajos en el turno de la tarde, mientras que la colección de Pertegaz cerró la jornada ya por la noche, en un desfile que acogió el palacio de Cibeles.