«No sé si tendré una carrera después de esto, pero a la mierda», gritaba el actor británico John Boyega, de 28 años, conocido por su papel de Finn en la saga de Star Trek y Star Wars, el pasado miércoles en Hyde Park, rodeado de una multitud. Participaba en una concentración de repulsa por el asesinato del afroamericano George Floyd auspiciada por el movimiento Black Lives Matter (Las vidas negras importan) y, altavoz en mano, se dirigió a los presentes como un improvisado orador en favor de la igualdad. No en vano su padre es predicador.

«Las vidas de las personas negras siempre importaron. Siempre hemos sido importantes. Siempre tuvimos sentido. Siempre triunfamos a pesar de las circunstancias en nuestra contra y este es nuestro momento. Ya no voy a esperar más», dijo, visiblemente emocionado, y luego se refirió a Floyd y a Sandra Bland, una mujer negra que murió estando en custodia policial en el 2015. «No sabemos lo que George Floyd y Sandra Bland podrían haber logrado, pero hoy nos vamos a asegurar que los más jóvenes sepan quienes fueron».

Boyega, nacido en Londres de padres nigerianos, no se ha salvado de sufrir actitudes racistas por el color de su piel, y así lo proclamó. «Toda persona negra recuerda la primera vez que alguien le recordó que era negra. ¿Lo recuerdas? Necesito que entiendan lo doloroso que es esta mierda, lo doloroso que es que te recuerden todos los días que tu raza no significa nada. Pero ese ya no es el caso», insistió el actor, mientras animaba a que la protesta se desarrollara de «la forma más pacífica posible», consciente de que las imágenes de violencia y vandalismo no ayudan al movimiento. «Porque la policía quiere que nos equivoquemos, que seamos desorganizados. Y no debemos caer en la trampa».

El actor cerró su discurso en el emblemático Hyde Park, dirigiéndose a la comunidad negra e invitándoles a formar familias mejores y animándoles a «ser mejores seres humanos cada día» y despidiéndose de los congregados con un sentido «gente negra, los amo y les aplaudo».

TRAYECTORIA / La carrera artística de John Boyega se inició de muy joven. En una entrevista recordaba que su primer papel fue de pantera en una obra de teatro cuando iba a primaria. Estudió artes escénicas en el Thames College en Wandsworth, participando en varias producciones y debutando en el 2010 con la obra Otelo.

Llegó al cine en el 2011 con Attack the Block, en la que una banda de adolescentes de la capital británica defendía su vecindario de malévolos extraterrestres; y Junkhear, donde interpretaba a un traficante de drogas, otro estereotipo racial que el joven actor lucha por eliminar con su trabjado diario.

El salto a la popularidad le llegaría en el 2014 cuando fue elegido para aparecer en la nueva trilogía de Star War, papel con el que ganó un premio Bafta. Otro título clave de su filmografía es Detroit (2017), donde precisamente se abordan los disturbios raciales que tuvieron en jaque a la ciudad en 1967.

Sabedor de que las grandes majors no quieren polémicas con sus jóvenes estrellas, Boyega se preguntaba si su discurso en Hyde Park le iba a pasar factura y quizá ya no iba a aparecer en grandes producciones. Por la reacción de la cuenta oficial de Star Wars, que lo califica de héroe, y los numerosos apoyos de compañeros de profesión, parece que todo lo contrario.