La noticia/putada corrió el miércoles por la tarde tan rauda y veloz como este virus que mata. «Dani Rovira tiene cáncer, ¿lo has visto? Qué palo, con lo majo que es», se comentaba de balcón en balcón a las ocho de la tarde, entre los aplausos necesarios.

El actor malagueño, de 39 años, para evitar algo que detesta, «el círculo de especulaciones y sensacionalismo», explicaba en su cuenta de Instagram, donde tiene 1,8 millones de seguidores, que iniciaba con su primera sesión de quimio su «larga lucha contra el bicho», un bicho al que ponía «nombre y apellidos, un linfoma de Hodgkin «que tiene buen pronóstico». El actor colgaba una foto de su brazo con una jeringuilla y seguía con su mensaje valiente y positivo. «Todo esto pasará. Estaremos peleando y protegiéndonos en casa, con mis tres perretes y con mi compañera de vida, Clara».

Clara es Clara Lago, con quien protagonizó Ocho apellidos vascos (exitazo y premio al actor revelación) y su continuación, Ocho apellidos catalanes. Y es también su pareja, aunque durante un tiempo lo dejaron estar. La actriz madrileña tiraba también de Instagram y compartía toda una declaración de amor. «Amigo, maestro, compañero de viaje y del alma... no me cabe duda de que si la vida te ha colocado este aprendizaje en el camino es porque puedes con ello y solo te hará más grande y más sabio de lo que ya eres. Es un honor poder acompañarte, ahora y siempre, porque las etiquetas se pasan por el arco del triunfo cuando lo que se siente es tan jodidamente incondicional. Si hay algo que para mí, en estas 30 primaveras que llevo, le da sentido a la vida, a nuestra existencia, es experimentar el AMOR, en mayúsculas, sin pretensión, límites ni condiciones. Y ya te digo yo que el mío lo tienes». Lago daba además, virtualmente, gracias de corazón por todos los mensajes de apoyo que están recibiendo en estos momentos: «La energía viaja lejos y llega, y confío en que eso también hará su parte».

Tsunami de respaldo

El anuncio de Rovira, cargado de humor, amor, solidaridad y esperanza, generó un tsunami de apoyos, muchos anónimos, como el de un señor de 71 años que le recordaba que él superó con éxito un linfoma de Hodkin -un tumor hematológico que tiene en torno al 80% de posibilidades de curación si se coge a tiempo- y ahora ve la vida de otra manera. Hasta el de otro malagueño conocido Pablo Alborán: «Ojalá pudiera darte un abrazo fuerte y lleno de energía en este momento. A por todas Dani. No dudes jamás del guerrero que llevas dentro». Y como este, el de Maribel Verdú y tantos otros artistas.

El protagonista de Superlópez, que es un deportista nato -licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte por la Universidad de Granada-, estaba llenando teatros con su monólogo Odio. Y seguía con su labor filantrópica al frente de la Fundación Ochotumbao, junto a Clara Lago, que trabaja para mejorar la vida de los más desfavorecidos, la conservación del medioambiente y la defensa de los animales. Tanto él como su pareja se declaran antitaurinos y veganos. Prueba de su labor es el documental Todos los caminos, un viaje a Roma en bicicleta para dar visibilidad a la enfermedad rara el Síndrome de Rett. O las funciones de teatro Improviciados, que desde hace varias navidades hace en Málaga.

En el anuncio de Rovira había también un recuerdo hacia su amigo el joven marbellí Pablo Raéz, que falleció en febrero de 2017 a causa de la leucemia.