El príncipe Enrique y Meghan Markle no levantan cabeza desde que decidieron huir del abrazo protector de la monarquía británica y establecerse por su cuenta y riesgo. A las diversas renuncias obligadas por Isabel II y los múltiples encontronazos con la prensa de su país, ahora hay que sumarle los impedimentos burocráticos que está sufriendo la fundación Archewell, que los duques de Sussex crearon para gestionar sus asuntos públicos y privados, en sustitución de la antigua Sussex Royal, pero la crisis por el covid-19 retrasó su estreno. Ahora es la Oficina de Patentes y Marcas de los EEUU la que ha rechazado la solicitud de registro de la fundación, presentada en marzo, por documentación inconsistente y por el impago de tasas.

Los duques de Sussex crearon la fundación sin ánimo de lucro con la intención de ofrecer «clases, conferencias, seminarios, ponencias, talleres y retiros sobre una variedad de temas», siempre recaudando fondos para causas benéficas. Mientras, los rumores del regreso de Meghan al mundo del cine y la televisión crecen.