Los hermanos David y Jose Muñoz afrontan, como el año pasado, un verano sin estrés con tan solo seis conciertos selectos, como el que ofrecerán este domingo en el Festival de la Porta Ferrada, en Sant Feliu de Guíxols (Guíxols Arena, 22.30 horas). La elaboración del nuevo disco sigue su camino, aunque el trabajo no verá la luz, según sus previsiones, hasta el preciso día 19 de octubre del 2019, fecha en que se cumplirán 20 años del lanzamiento de su primer álbum. Hablamos con Jose Muñoz, que se encuentra pasando unos días de asueto familiar en Segur de Calafell.

Uno de estos conciertos de verano ha sido en Montijo, Extremadura. ¿Viaje a las raíces?

Sí, fue a vernos mucha familia nuestra extremeña, y los colegas del pueblo. Otro ambiente. Un concierto en un festival nuevo (Everlife Festival). El promotor vio que no había festivales en Extremadura y que los extremeños tenían que ir a otros lugares, y se decidió a montar uno.

Han estado casi un año sin subir al escenario. ¿Cómo se sienten?

Muy bien, después de tanto tiempo sin tocar siempre tienes que concentrarte un poco más. A nosotros nunca nos ha pasado lo de olvidarnos una letra, como mucho hemos sufrido algún lapsus espontáneo, y siempre tenemos miedo que algún día nos ocurra. Pero como vamos con una banda que son unos ‘cracks’ saltamos al campo sin presión.

Llevan ya dos años sin girar apoyando un disco. No es muy habitual en su carrera un lapsus tan largo.

Es la primera vez que estamos dos veranos seguidos tocando en festivales, pero hasta que no tengamos disco nuevo no haremos una gira larga. Sí, tener material nuevo es lo que manda.

Y eso aún tardará: su nuevo trabajo está previsto que salga en octubre del 2019. ¿Planean así un aniversario con canciones de estreno, sin nostalgia?

Exactamente. Será un disco nuevo, sin mirar atrás, con la vista en el futuro. Nada de grandes éxitos, ni tenemos pensadas colaboraciones. Hemos terminado la fase de composición y de premaquetación y estos días nos hemos relajado. Ahora estamos con unas vacaciones de sol, playa y chiringuito, y estos conciertos son para quitarnos un poco el mono de los escenarios. La idea es grabar en octubre o noviembre.

Hace unos meses dijeron que Twitter: “solo pensamos en canciones”. ¿Ya terminó esa fase de composición?

Está terminada al 80%. Falta otro 20% por decidir. Tenemos diez canciones decididas sin discusión, seguras, y luego cuatro o cinco más que estamos discutiendo un poquito mi hermano y yo, manejando argumentos para que el disco tenga más colores. Porque no es una cuestión de decir “a mí me gusta esta y eso pasa por encima de mi cadáver”. No, no, hay que argumentar.

Al decidir si una canción entra en el disco, además de hablarlo en su entorno profesional, ¿tienen en cuenta opiniones de familiares o amigos?

Sí, hombre, los primeros son mis padres, y nuestras mujeres, y los colegas que vienen. Ese es el primer ‘feedback’ que recibimos. Pero a parte de eso, nosotros lo tenemos muy claro, ¿eh? Sabemos cuándo nos gusta y lo defendemos. Preferimos cagarla por nuestro gusto que cagarla por el gusto de otro. Hasta la fecha tengo la sensación de no haberla cagado aún (ríe).

Decían hace un año que el disco pintaba más rumbero que rockero. ¿Se confirma?

Sí, sí, estas canciones las hemos hecho con una guitarra acústica y una española, y claro, la española cuando se siente más a gusto es rumbeando.

El reggaeton o el trap, ¿podrían formar parte del mundo de Estopa?

Todo eso nos llega, es inevitable, y nosotros seguimos abriendo nuestra mente. Bueno, tampoco mucho (ríe). A veces te empiezan a hablar de productores y nosotros tenemos nuestro sonido y no queremos que llegue alguien y lo desvirtúe. El reggaeton es una moda y nosotros no tenemos porqué sumarnos a un sonido de moda. Y respecto al trap... Me falta saber su abecé. Aún no sé lo que es una base de trap o una base de hip-hop.

Son músicas acogidas por un público muy joven.

¡Mi hijo lo oye, y tiene cinco años! Es lo que oyen los de su clase. Pero que conste que no tenemos nada en contra del trap. Solo que no tenemos pensado hacer este tipo de música. De momento. Tampoco quiero pillarme los dedos de cara al futuro.

¿En qué se inspiran los textos de sus nuevas canciones?

Estamos en la línea de los últimos discos. No son nuestras típicas canciones de amor y droga, o de robar y droga. Son más bien de amor, algunas hablan de momentos oníricos... Algunas pueden contarte una historia y otras un concepto.

¿Les influye la política, como en ‘Gafas de rosa’, de su disco anterior?

En principio, no. Son canciones de buen rollo... o no. Vaticino alguna que... Bueno, mejor no digo nada. Esperemos.

Ahora puedes hacer una canción política y que cuando se publique el panorama haya dado un giro y quede anticuada.

Sí, pero como nosotros no nos dedicamos a la canción protesta, no estamos pendientes de eso para decir una cosa u otra. Intentamos mantener nuestros principios. ‘Gafas de rosa’, por ejemplo, era una canción atemporal, se puede aplicar a todos los momentos.

Cuando hablamos hace un año, Catalunya caminaba hacia el 1 de octubre. ¿Cómo vive el momento actual?

Sinceramente, desde que me he venido a Segur estoy bastante desconectado, básicamente porque me he quedado sin datos en el móvil. Pero parece que hay otra actitud, ¿no? En ambas partes. Al menos se escucha, y hay otro ‘feeling’, aunque nunca se sabe.

Vuelven a Porta Ferrada. ¿Cómo son los conciertos de este verano?

Al no tenernos que centrar en un disco en concreto, hemos procurado montar un repertorio donde la gente que venga a vernos tenga ese gustillo de que conoce todas las canciones. No nos vamos a guardar ni una, y no vamos a tocar canciones experimentales. Que la gente pueda disfrutar, cantar, bailar, saltar...

Al cantar un éxito por enésima vez, ¿ver la acogida del público es el principal aliciente?

La verdad es que sí. En ‘Como Camarón’, sobre todo: es una canción que va de menos a más y en la que vas viendo cómo la gente se empieza a sumar, cantando cada vez con más ganas. Y como es la última canción de concierto te quedas con buen saborcillo de boca.

La mayoría de los grupos se separan o bien abren paréntesis para proyectos en solitario. Estopa parece una alianza permanente e indestructible.

Pues sí, yo creo que lo nuestro es, más que una alianza, una aleación, algo muy difícil de separar. Tenemos Estopa para rato. No creo que exista un motivo en el mundo por el que yo me pueda separar de mi hermano. Antes me enfado con otro que con él. Nos conocemos demasiado. Creo que conozco más a mi hermano que a mí mismo.