Las competiciones de festivales no acostumbran a incluir comedias, y menos aún de las del tipo liviano que encarna la candidata argentino-española de este año al León de Oro. Dirigida por Mariano Cohn y Gastón Duprat, 'El ciudadano ilustre' es la historia de un Premio Nobel de Literatura argentino afincado en Barcelona que decide visitar su pueblo natal por primera vez en 40 años para recibir la distinción del título. Partiendo de esa premisa, los directores escenifican una sucesión de situaciones ligeramente cómicas que carecen de empaque artístico: a nivel formal la película es algo pobre, y las reflexiones que esboza sobre la vanidad de los artistas y los celos de los que están condenados a ser víctimas no van a ningún lado. Pero la falta de ambiciones artísticas queda compensada por una capacidad consistente para generar risas.

BATIBURRILLO DE IMÁGENES

'Spira Mirabilis', también presentada a concurso, toma su título de la famosa espiral logarítmica descubierta por Descartes y de la que se dice que encarna la perfección. Quizá, pues, su asunto sea la búsqueda de la perfección por parte del hombre. O tal vez hable de la inmortalidad, como sus últimas escenas parecen indicar. Quién sabe. Hasta esos compases finales, la nueva película de los italianos Massimo D’Anolfi y Martina Parenti es un batiburrillo de imágenes que se suceden a toda velocidad y que resulta imposible emparentar entre sí: vemos escenas de la fabricación de un instrumento de percusión mezcladas con imágenes de archivo de nativos americanos mezcladas con detalles de microorganismos nadando mezcladas con estatuas en proceso de restauración. Durante un rato resulta hasta agradable contemplar el collage como si fuera música de fondo y dejar que mientras tanto la mente piense en cosas con más trasfondo (la mejor manera de cocinar un rodaballo, por ejemplo). Luego cansa.