Si uno cierra los ojos en plena retransmisión de un partido de tenis, puede seguir el intercambio de golpes más por los gritos que por el resonar de las cuerdas de la raqueta al golpear la bola. El remate final suele ir acompañado de un 'crescendo' que nos indica que ese punto ha concluido y, si el espectador es un habitual, por el tono enseguida puede entrever cuál de los dos oponentes se ha llevado el tanto.

El departamento de la Universidad de Sussex (Reino Unido) han ido un paso más allá y ha publicado un estudio en el que revelacómo los gritos pueden llegar a predecir cómo acabará un partido, según informa la BBC.

Los investigadores han analizado más de 50 partidos de algunos jugadores, tanto hombres como mujeres, situados en el 'top 30'de la ATP y ha determinado que, cuánto más alto es el nivel del grito, más probable es que ese jugador pierda el partido. Y no solo eso: observando debidamente a un jugador en concreto se puede llegar a determinar qué tipo de alaridos produce cuando va ganando y cuáles da cuando va perdiendo.

Sin embargo, el estudio de la universidad británica revela que los gemidos de los tenistas no pronostican los resultados a corto plazo. Un grito más alto no indica necesariamente que ese jugador vaya a perder ese punto concreto del juego, pero sí cómo irá el partido, a la vez que son un buen termómetro del estado físico y psíquicodel participante.

La calidad de Maria Sharapova o Serena Williams parece ir pareja a la potencia de sus cuerdas vocales, pero lo cierto es que los aullidos, gemidos, alaridos y demás gritos han sido motivo de polémica en el tenis desde hace años.

Algunos jugadores incluso se han quejado de que esta puede ser una táctica para desconcentrar al rival. Roger Federer, por ejemplo, se ha quejado en alguna ocasión de los gritos de Rafa Nadal e incluso la bielorrusa Victoria Azarenka fue abucheada en medio de un partido del Abierto de Australia por sus constantes chillidos.